lunes, 29 de mayo de 2017

EL DON DE LA VIDA

 PUBLICADO POR : wol.jw.org
1. ¿Qué pruebas hay de que valoramos mucho la vida?
SI SE le pidiera que pusiera precio a su vida, ¿qué cifra daría? No cabe duda de que valoramos mucho la vida, tanto la nuestra como la de los demás. Como prueba de ello, seguramente nos hacemos revisiones médicas periódicas y acudimos al doctor cuando estamos enfermos. Queremos vivir y tener salud. Por lo general, nadie quiere morir, ni siquiera los ancianos o los discapacitados; ellos también desean vivir.
2, 3. a) ¿Qué obligación destaca Proverbios 23:22? b) ¿Por qué tenemos esa misma obligación para con Dios?
2 El valor que le atribuimos a la vida influye en nuestras relaciones con otras personas. Por ejemplo, la Palabra de Dios manda: “Escucha a tu padre, que causó tu nacimiento, y no desprecies a tu madre simplemente porque ha envejecido” (Proverbios 23:22). El verbo escuchar no solo significa oír palabras; en este proverbio se refiere a oír y luego obedecer (Éxodo 15:26; Deuteronomio 7:12; 13:18; 15:5; Josué 22:2; Salmo 81:13). ¿Por qué dice la Biblia que hay que escuchar a los padres? No solo porque tienen más edad y experiencia, sino porque ‘causaron nuestro nacimiento’. Algunas versiones traducen este versículo así: “Escucha a tu padre que te dio la vida”. Es comprensible que si uno valora su vida, sienta una obligación para con quien se la dio.
3 Claro está, si usted es un cristiano verdadero, reconoce a Jehová como la Fuente primaria de su vida. Por él “tenemos vida”; “nos movemos”, es decir, obramos como seres conscientes; “existimos” y podemos pensar en el futuro, hacer planes, incluso imaginar la posibilidad de vivir para siempre (Hechos 17:28; Salmo 36:9; Eclesiastés 3:11). De Proverbios 23:22 se desprende que hay que “escucha[r]” a Dios con actitud obediente, deseosos de captar su modo de ver la vida y de obrar en consonancia con este en lugar de seguir cualquier otro criterio.
Tratemos la vida con respeto
4. ¿Cómo se dio importancia al respeto por la vida en los comienzos de la historia?
4 En los comienzos de la historia, Jehová mostró con claridad que no dejaba a los seres humanos la elección de usar la vida (o abusar de ella) como quisieran. Dominado por los celos y la ira, Caín puso fin a una vida inocente, la de su hermano Abel. ¿Cree usted que Caín tenía el derecho de tomar semejante decisión tocante a la vida? Dios opinaba que no, y le pidió cuentas diciendo: “¿Qué has hecho? ¡Escucha! La sangre de tu hermano está clamando a mí desde el suelo” (Génesis 4:10). Observe que la sangre derramada de Abel representaba su vida —que había sido truncada brutalmente— y clamaba a Dios por venganza (Hebreos 12:24).
5. a) ¿Qué prohibición impuso Dios en los días de Noé, y a quiénes era aplicable? b) ¿En qué sentido fue esta prohibición un gran paso adelante?
5 Después del Diluvio, la humanidad tuvo un nuevo inicio a partir de las ocho almas que sobrevivieron. En una declaración aplicable a todos los seres humanos, Dios reveló más detalles sobre el valor que atribuía a la vida y la sangre. Dijo que podían comer carne animal, pero les impuso una restricción: “Todo animal moviente que está vivo puede servirles de alimento. Como en el caso de la vegetación verde, de veras lo doy todo a ustedes. Solo carne con su alma —su sangre— no deben comer” (Génesis 9:3, 4). Algunos judíos dan a este pasaje la interpretación de que se les prohibió comer carne o sangre de un animal que todavía estuviera vivo. Pero con el tiempo se vio claramente que lo que Dios prohibió era el consumo de sangre para sostener la vida. Además, el decreto que Dios promulgó mediante Noé fue un gran paso adelante hacia la realización de su elevado propósito que permitiría a la humanidad obtener vida eterna, un propósito que se relaciona con la sangre.
6. ¿Cómo recalcó Dios, mediante Noé, el valor que le atribuye a la vida?
6 Dios añadió: “Su sangre de sus almas la reclamaré. De la mano de toda criatura viviente la reclamaré; y de la mano del hombre, de la mano de cada uno que es su hermano, reclamaré el alma del hombre. Cualquiera que derrame la sangre del hombre, por el hombre será derramada su propia sangre, porque a la imagen de Dios hizo él al hombre” (Génesis 9:5, 6). En esta declaración de Dios a toda la familia humana se puede ver que, para él, la sangre del hombre representa su vida. El Creador da vida a la persona, y nadie debe poner fin a esa vida, representada por la sangre. Si alguien comete un asesinato, como hizo Caín, el Creador tiene el derecho de ‘reclamar’ la vida del asesino.
7. ¿Por qué deberíamos interesarnos en lo que Dios le declaró a Noé sobre la sangre?
7 Con esta declaración, Dios le prohibía al hombre hacer uso indebido de la sangre. ¿Se ha preguntado alguna vez por qué? ¿A qué se debía que Dios valorara tanto la sangre? Pues bien, la respuesta tiene que ver con una de las enseñanzas más importantes de la Biblia. Constituye una parte fundamental del mensaje cristiano, aunque muchas religiones optan por no tenerla en cuenta. ¿A qué enseñanza nos referimos, y qué relación guarda con nuestra vida, con las decisiones que tomamos y con las obras que hacemos?
¿Cómo podía emplearse la sangre?
8. En la Ley, ¿qué limitación impuso Jehová al empleo de la sangre?
8 Jehová aportó más detalles sobre la vida y la sangre cuando entregó la Ley mosaica a Israel. Al hacerlo, dio otro paso adelante hacia la realización de su propósito. Probablemente ya sepa que la Ley estipulaba ciertas ofrendas de grano, aceite y vino para Dios (Levítico 2:1-4; 23:13; Números 15:1-5). También estipulaba sacrificios de animales. Respecto a estos, Dios dijo: “El alma de la carne está en la sangre, y yo mismo la he puesto sobre el altar para ustedes para hacer expiación por sus almas, porque la sangre es lo que hace expiación en virtud del alma en ella. Por eso he dicho a los hijos de Israel: ‘Ninguna alma de ustedes debe comer sangre’”. Jehová añadió que si alguien, como por ejemplo un cazador o un ganadero, mataba un animal para comer, tenía que derramar su sangre y cubrirla con polvo. Dado que la Tierra es el escabel de los pies de Dios, al derramar la sangre del animal sobre la tierra, la persona indicaba que le devolvía esa vida al Dador de la vida (Levítico 17:11-13; Isaías 66:1).
9. ¿Cuál era el único uso que la Ley indicaba para la sangre, y qué propósito tenía?
9 Aquella ley no era un simple ritual religioso sin importancia alguna para nosotros. ¿Se dio cuenta de la razón por la que los israelitas no debían consumir sangre? Dios señaló: “Por eso he dicho a los hijos de Israel: ‘Ninguna alma de ustedes debe comer sangre’”. ¿Cuál era la razón? “Yo mismo [...] he puesto [la sangre] sobre el altar para ustedes para hacer expiación por sus almas.” ¿Ve cómo aclara esto el motivo por el que Dios le dijo a Noé que los seres humanos no debían comer sangre? El Creador decidió dar a la sangre una importancia singular al reservarla para un uso especial que podría salvar muchas vidas. Desempeñaría un papel esencial en lo relacionado con cubrir, o expiar, los pecados. De modo que, bajo la Ley, el único uso que Dios autorizaba para la sangre era el de derramarla sobre el altar para hacer expiación por la vida de los israelitas, quienes buscaban el perdón de Jehová.
10. ¿Por qué no era posible que la sangre de animales condujera al perdón definitivo, pero qué recordaban los sacrificios que se efectuaban bajo la Ley?
10 El concepto de expiación mediante sangre no es ajeno al cristianismo. Refiriéndose a esta disposición de la Ley divina, el apóstol cristiano Pablo escribió: “Casi todas las cosas son limpiadas con sangre según la Ley, y a menos que se derrame sangre no se efectúa ningún perdón” (Hebreos 9:22). Pablo dejó claro que con aquellos sacrificios obligatorios, los israelitas no se convertían en seres humanos perfectos, sin pecado. Escribió: “Por estos sacrificios se hace recordar los pecados de año en año, porque no es posible que la sangre de toros y de machos cabríos quite los pecados” (Hebreos 10:1-4). Aun así, aquellos sacrificios tenían su utilidad. Recordaban a los israelitas que eran pecadores y que necesitaban algo más para obtener el perdón definitivo. Pero si la sangre de aquellos animales, que representaba su vida, no podía expiar por completo los pecados de la gente, ¿habría alguna sangre capaz de hacerlo?
La solución del Dador de la vida
11. ¿Cómo sabemos que la sangre de los sacrificios animales señalaban a algo más?
11 En realidad, la Ley estaba apuntando a algo muchísimo más eficaz en el cumplimiento de la voluntad de Dios. Pablo preguntó: “Entonces, ¿por qué la Ley?”, a lo que respondió: “Fue añadida para poner de manifiesto las transgresiones, hasta que llegara la descendencia a quien se había hecho la promesa; y fue transmitida mediante ángeles por mano de un mediador [Moisés]” (Gálatas 3:19). En otra epístola escribió una idea similar: “La Ley tiene una sombra de las buenas cosas por venir, pero no la sustancia misma de las cosas” (Hebreos 10:1).
12. ¿Cómo fue revelándose el propósito de Dios tocante a la sangre?
12 En resumen, recordemos que en los días de Noé, Dios decretó que los seres humanos podían comer carne de animales para mantenerse vivos, pero no debían consumir sangre. Más adelante Dios declaró que “el alma de la carne está en la sangre”. Así es, él optó por ver la sangre como si fuera la vida y dijo: “Yo mismo [...] he puesto [la sangre] sobre el altar para ustedes para hacer expiación por sus almas”. No obstante, con el tiempo se revelarían más detalles sobre el magnífico propósito divino. La Ley tenía “una sombra de las buenas cosas por venir”. ¿Qué cosas?
13. ¿Por qué es tan importante la muerte de Jesús?
13 La realidad se centraba en la muerte de Jesucristo. Como bien sabemos, Jesús fue torturado y fijado en un madero. Murió como si fuera un delincuente. Pablo escribió: “Cristo, mientras todavía éramos débiles, murió por impíos al tiempo señalado. [...] Dios recomienda su propio amor a nosotros en que, mientras todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:6, 8). Al morir por nosotros, Cristo pagó un rescate para cubrir nuestros pecados. Ese rescate constituye una parte fundamental del mensaje cristiano (Mateo 20:28; Juan 3:16; 1 Corintios 15:3; 1 Timoteo 2:6). Pero ¿qué tiene que ver esto con la sangre y la vida, y cómo influye en su vida?
14, 15. a) ¿Cómo se subraya la muerte de Jesús en algunas traducciones de Efesios 1:7? b) ¿Qué detalle de Efesios 1:7 pudiera pasarse por alto?
14 Algunas iglesias dan énfasis a la muerte de Jesús, y sus fieles usan expresiones como la de “Jesús murió por mí”. Veamos cómo se traducen en algunas versiones de la Biblia las palabras de Efesios 1:7: “[El] Hijo nos ha salvado por medio de su muerte, perdonándonos nuestros pecados” (Versión Popular, 1966); “Con la muerte de su Hijo [...] Dios nos libera y nos concede el perdón de los pecados” (La Biblia interconfesional, 1978); “Con su muerte, el Hijo nos ha obtenido la redención y el perdón de los pecados” (Biblia de América, 1994); “Es en Él [Cristo] en Quien tenemos una liberación que costó Su vida; en Él hemos recibido el perdón de los pecados” (Comentario al Nuevo Testamento, William Barclay, 1995). Puede observarse que en todas estas versiones se subraya la muerte de Jesús. “Claro —tal vez digan algunos—, pues su muerte es trascendental. ¿Acaso se ha omitido algún matiz en la traducción?”
15 Lo cierto es que si solo contásemos con estas traducciones, pudiéramos pasar por alto un punto muy importante que limitaría nuestro entendimiento del mensaje de la Biblia. Tales maneras de verter ese versículo oscurecen el hecho de que el texto original de Efesios 1:7 contiene una palabra griega que significa “sangre”. Muchas Biblias, sin embargo, son más fieles al texto original, como la Traducción del Nuevo Mundo, que vierte así el versículo: “Por medio de él tenemos la liberación por rescate mediante la sangre de ese, sí, el perdón de nuestras ofensas, según las riquezas de su bondad inmerecida”.
16. ¿Qué debería comunicarnos la traducción “la sangre de ese”?
16 La traducción “la sangre de ese” es muy significativa y debería comunicarnos varios matices. Hacía falta algo más que la muerte de alguien, aunque ese alguien fuese el hombre perfecto Jesús. Él llevó a cabo todo lo que prefiguraba la Ley, en particular, el Día de Expiación. Ese día especial se sacrificaban los animales estipulados y, después, el sumo sacerdote introducía parte de la sangre en el Santísimo del tabernáculo o el templo, y allí la presentaba ante Jehová, como si estuviera en su presencia (Éxodo 25:22; Levítico 16:2-19).
17. ¿Cómo cumplió Jesús lo que se prefiguró con el Día de Expiación?
17 Jesús cumplió lo que se prefiguró con el Día de Expiación, como explicó Pablo. En primer lugar, el apóstol mencionó que el sumo sacerdote de Israel entraba una vez al año en el Santísimo con sangre que ofrecía “por sí mismo y por los pecados de ignorancia del pueblo” (Hebreos 9:6, 7). En armonía con lo que se efectuaba en el Día de Expiación, Jesús, tras resucitar con un cuerpo espiritual, entró en el cielo mismo. Al ser un espíritu, sin un cuerpo de carne y sangre, podía comparecer ante “la persona de Dios a favor de nosotros”. ¿Qué le presentó a Dios? No fue algo tangible, pero sí muy significativo. Pablo continúa diciendo: “Cuando Cristo vino como sumo sacerdote [...], él entró —no, no con la sangre de machos cabríos y de torillos, sino con su propia sangre— una vez para siempre en el lugar santo, y obtuvo liberación eterna para nosotros. Porque si la sangre de machos cabríos y de toros [...] santifica al grado de limpieza de la carne, ¿cuánto más la sangre del Cristo, que por un espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin tacha a Dios, limpiará nuestra conciencia de obras muertas para que rindamos servicio sagrado al Dios vivo?”. Así es, Jesús presentó a Dios el valor de su sangre derramada (Hebreos 9:11-14, 24, 28; 10:11-14; 1 Pedro 3:18).
18. ¿Por qué debería tener importancia para los cristianos de hoy lo que la Biblia dice acerca de la sangre?
18 Esta verdad divina nos permite captar todos los fascinantes detalles de lo que la Biblia dice acerca de la sangre: por qué la ve Dios como la ve, cómo debemos verla nosotros y por qué debemos respetar las restricciones que Dios ha impuesto al empleo de la sangre. Al leer los libros de las Escrituras Griegas Cristianas, encontrará muchas referencias a la sangre de Cristo (véase el recuadro). Estas dejan claro que todo cristiano debe tener fe “en su sangre”, la de Jesús (Romanos 3:25). Solo “mediante la sangre que [Jesús] derramó” nos es posible obtener perdón y estar en paz con Dios (Colosenses 1:20). Eso no solo es aplicable a aquellos con quienes Jesús hizo un pacto especial para reinar con él en el cielo (Lucas 22:20, 28-30; 1 Corintios 11:25; Hebreos 13:20), sino también a la “gran muchedumbre” que sobrevivirá a la venidera “gran tribulación” y disfrutará de vida eterna en un paraíso terrestre. Respecto a estos supervivientes se dice que, en sentido figurado, ‘lavan sus ropas largas en la sangre del Cordero’ (Revelación [Apocalipsis] 7:9, 14).
19, 20. a) ¿Por qué ha optado Dios por limitar el uso que se le da a la sangre, y cómo deberíamos sentirnos por ello? b) ¿Qué deberíamos estar interesados en saber?
19 Está claro que la sangre tiene un significado especial para Dios, y también debería tenerlo para nosotros. El Creador, que se interesa por la vida, está en el derecho de limitar el uso que los seres humanos dan a la sangre. En su gran interés por la vida humana en particular, decidió reservar la sangre para que se empleara de una sola e importantísima manera, la única que permite obtener vida eterna. Dicho uso guarda relación con la sangre preciosa de Jesús. ¡Qué agradecidos podemos estar de que Jehová Dios utilizara la sangre de Jesús para nuestra salvación! ¡Y qué agradecidos deberíamos estar a Jesús por derramar su sangre en sacrificio por nosotros! Ahora sí podemos captar bien los sentimientos que expresó el apóstol Juan: “Al que nos ama y que nos desató de nuestros pecados por medio de su propia sangre —e hizo que fuéramos un reino, sacerdotes para su Dios y Padre—, sí, a él sea la gloria y la potencia para siempre. Amén” (Revelación 1:5, 6).
20 Nuestro Dios omnisapiente, el Dador de la vida, atribuyó a la sangre esta función de salvar vidas hace mucho tiempo. La pregunta obligada entonces sería: “¿Qué efecto debe tener esto en nuestras decisiones y acciones?”. El siguiente artículo aborda ese tema.
¿Qué respondería?
• ¿Qué nos enseñan los relatos de Abel y Noé sobre cómo ve Dios la sangre?
• ¿Qué limitación del uso de la sangre estipuló Dios en la Ley, y por qué?
• ¿Cómo cumplió Jesús lo que se prefiguró con el Día de Expiación?
• ¿Cómo puede salvar su vida la sangre de Jesús?
[Recuadro de la página 18]
¿LA SANGRE DE QUIÉN SALVA VIDAS?
“Presten atención a sí mismos y a todo el rebaño, entre el cual el espíritu santo los ha nombrado superintendentes, para pastorear la congregación de Dios, que él compró con la sangre del Hijo suyo.” (Hechos 20:28.)
“Mucho más, pues, dado que hemos sido declarados justos ahora por su sangre, seremos salvados mediante él de la ira.” (Romanos 5:9.)
“No tenían esperanza, y estaban sin Dios en el mundo. Pero ahora, en unión con Cristo Jesús, ustedes los que en un tiempo estaban lejos han llegado a estar cerca por la sangre del Cristo.” (Efesios 2:12, 13.)
“Dios tuvo a bien el que toda la plenitud morara en él, y mediante él reconciliar de nuevo consigo mismo todas las otras cosas, haciendo la paz mediante la sangre que derramó en el madero de tormento.” (Colosenses 1:19, 20.)
“Por lo tanto, hermanos, [...] tenemos denuedo respecto al camino de entrada al lugar santo por la sangre de Jesús.” (Hebreos 10:19.)
“No fue con cosas corruptibles [...] con lo que fueron librados de su forma de conducta infructuosa recibida por tradición de sus antepasados. Más bien, fue con sangre preciosa, como la de un cordero sin tacha e inmaculado, sí, la de Cristo.” (1 Pedro 1:18, 19.)
“Si andamos en la luz, como él mismo está en la luz, sí tenemos participación unos con otros, y la sangre de Jesús su Hijo nos limpia de todo pecado.” (1 Juan 1:7.)
“Eres digno de tomar el rollo y de abrir sus sellos, porque fuiste degollado y con tu sangre compraste para Dios personas de toda tribu y lengua y pueblo y nación.” (Revelación 5:9.)
“Ha sido arrojado hacia abajo el acusador de nuestros hermanos [...] [.] Y ellos lo vencieron debido a la sangre del Cordero y debido a la palabra del testimonio que dieron.” (Revelación 12:10, 11.)
Mediante la Ley, Dios dejó claro que la sangre desempeñaba una función en el perdón de pecados
Mediante la sangre de Jesús se podrían salvar muchas vidas

sábado, 27 de mayo de 2017

CUANDO SE CONGELAN TUS SENTIMIENTOS

PUBLICADO POR: http://www.palabrasdevida.org.ve
emociones se nos congelan. Se congelan porque no podemos expresarlas o bien no las sentimos por situaciones externas o internas. Nos volvemos fríos o indiferentes ante situaciones que debemos responder de una forma y no lo hacemos, porque sencillamente no sentimos hacerlo.
Un congelante de emociones es la escasez. La escasez produce temor, inseguridad, duda, dolor y preocupación. La escasez hace que no disfrutemos de cada día que tenemos por delante. Hace que no disfrutemos del amor que los demás nos dan y de las buenas cosas que el Señor nos regala cada mañana.
Existen muchas clases de escasez, pero la que más afecta nuestras emociones es la de dinero. Si no tenemos dinero, es muy probable que la sonrisa de nuestros rostros se vaya y nuestro semblante cambie completamente. Que perturbe nuestro sueño, y que haga que nuestro humor sea otro. Sencillamente congela nuestras emociones.
¿Qué descongelante usar, cuando hay escasez?
“Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros”. 1 Pedro 5:7. “…Considerad los cuervos, que ni siembran, ni siegan; que ni tienen despensa, ni granero, y Dios los alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que las aves?… Lucas 12:24.
Si hoy sientes tu temperatura moral baja, quiero recordarte lo siguiente: “Tu no eres menos que una persona importante. Tu no eres menos que un ser creado a imagen y semejanza de Dios. Tu no vales menos que el precio que Dios tuvo que pagar con su Hijo por ti. Tu no eres menos que nadie, aún cuando no tengas el dinero, la ropa, el carro, la casa y la posición social que tienen otros. Recuerda que los que te rodeamos te necesitamos así como eres… y ánimo sigue adelante!!
“Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”. Efesios 2:10.

viernes, 26 de mayo de 2017

VIVIR POR LA FE

La mayoría de nosotros nos damos cuenta de que algo está mal en el mundo.   Vivimos cada día cumpliendo con nuestra rutina, en general sin preguntarnos a dónde tal rutina nos está llevando como persona y sociedad.

El nivel de materialismo al cual hemos llegado es impresionante, aunque la mayoría de nosotros lo tomamos por sentado cada día.  Mientras tratamos de vivir cómodos, algo nos susurra inquietudes, haciéndonos recordar que todavía estamos insatisfechos con todo lo que tenemos y hacemos, dejándonos vacíos.


La tecnología ha avanzado mucho durante las últimas décadas y continúa avanzando cada vez más.  Ahora podemos comunicarnos con personas alrededor del mundo por medio de computadoras y teléfonos.  Podemos viajar de un continente al otro en tan sólo unas horas.

La educación formal ya no está fuera del alcance de muchos de nosotros, y podemos encontrar información sobre casi cualquier tema al instante.  Avances en agricultura nos ha llevado a producir más comida como jamás se haya producido, suficiente comida para alimentar a los seis mil millones de personas habitando este planeta.

Pero a pesar de todos estos y los demás avances en tecnología, todavía existen niños que se mueren de hambre. Con todo el conocimiento que hemos adquirido, hay gente que todavía se muere de enfermedades prevenibles.  Con todas las filosofías y religiones que se han desarrollado en la Tierra, todavía experimentamos la guerra y sus expresiones menores de violencia y locura.

Para nosotros los que tenemos una inclinación espiritual o ya nos reconocemos como cristianos, sabemos que tal sistema de avaricia no es lo que Dios quiso establecer en la Tierra, y siempre nos sentimos incómodos por estar participando en él.  Pero, ¿qué podemos hacer?  Muchos de nosotros nos decimos, "Me gustaría vivir de una forma diferente, pero no me queda otra."


El propósito de este artículo es mostrarnos que sí nos queda otra, sí hay una solución, y esa solución es "vivir por fe", tal como lo enseñó y practicó Jesús con sus discípulos.

Jesús enseñó que no necesitamos preocuparnos por lo que vamos a comer o con qué nos vamos a vestir. Él dijo que si trabajáramos en construir su reino, Dios nos daría lo que necesitamos. (Mateo 6:25-33) Quiere darnos descanso del sistema del mundo y nos ofrece un trabajo mejor. (Mateo 11:29-30)  En vez de pasar todo el tiempo trabajando por comida física que no nos puede saciar, nos invita a trabajar por comida verdadera que dura para siempre. (Juan 6:27)

Jesús explicó que no funciona tratar de trabajar para dos empleadores opuestos a la misma vez, y que tenemos que elegir en esta vida entre trabajar para Dios o trabajar para el dinero y las cosas materiales (Lucas 16:13).  De hecho, Jesús dice que no podemos ser uno de sus discípulos sin renunciar a todo lo que tenemos. (Lucas 14:33). ¡Qué enseñanzas increíbles!

La 'lógica' nos dice que tales enseñanzas simplemente no funcionarían hoy en día. Así que la mayoría de las personas rechazan todo lo que Jesús dijo sobre el tema, o lo tratan de interpretar de una manera que termina diciendo algo diferente de lo que Jesús dijo.

Si Jesús es verdaderamente el Hijo de Dios, deberíamos confiar en su mensaje.  En lo mínimo, deberíamos probar sus enseñanzas hoy en día, antes de concluir que no funcionarían. ¡Nosotros hemos hecho eso mismo, y hemos llegado a la conclusión que sus enseñanzas sí funcionan!

Aquí ofrecemos 7 reglas simples para vivir por fe en este mundo real.


  
 ORAR:
Si vas a intentar a caminar sobre el agua, debes saber lo que estás haciendo. Tu familia, tus amigos, y tus temores probablemente lucharán en contra de tu decisión de vivir por fe. Tienes que ser honesto con Dios y aprender a escuchar su voz.

Aquí hay ocho claves importantes que debemos incluir en nuestras oraciones, (detalladas por la oración del "Padre Nuestro" enseñado por Jesús)

1) Reconocer que Dios es nuestro Padre.
2) Dar a Dios el respeto y adoración que se merece.
3) Desear que el reino de Dios venga a la tierra.
4) Averiguar la voluntad de Dios y ponerla en práctica.
5) Pedir a Dios por tus necesidades básicas.
6) Pedir perdón a Dios y perdonar a los demás.
7) Pedir que Dios te proteja del mal.
8) Alabar y agradecer a Dios en todo.


SIMPLIFICAR:.

Tienes que estar satisfecho con la ropa y comida básica (1 Timoteo 6:8) y suficiente para HOY. (Lucas 11:3) Lo demás es algo adicional que Dios puede darte. Pero si no te lo da, no te excusa de vivir por fe hasta que te lo dé. La prosperidad material nunca debe ser el motivo por cual queremos trabajar para Dios.

"Los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas que hunden a los hombres en destrucción y perdición, porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe y fueron atormentados con muchos dolores. Pero tú, hombre de Dios, huye de estas cosas y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre."  (1 Timoteo 6:9-11)

VENDER:

Vende todo lo que tengas (Lucas 12:32-33; Lucas 18:22; Lucas 14:33). Si tienes deudas, entonces el dinero pertenece a la gente a quien se lo debes. (Romanos 13:8) Paga tus deudas y después usa lo que te sobre para hacer el trabajo que Cristo te ha mandado hacer. (Marcos 16:15)


DAR:

Jesús enseña que hay más bendición en dar que en recibir. (Hechos 20:35)  Vivir por fe no es un método de lucro, sino una oportunidad de dar todo lo que tenemos para amar a Dios y a nuestro prójimo.

No esperes que los demás te estén dando algo.  Busca maneras en que tú puedas dar algo a los demás, sea material o espiritual.

Cuando ayudes a los necesitados con algo material, no seas como los hipócritas que van anunciando a todos lo grande que son por haber dado tal y tal cosa.  En vez, haz tu caridad en secreto, sin contárselo a nadie. (Mateo 6:1-4).  Así tu caridad será pura delante de Dios y él mismo te recompensará.  (Lucas 6:38) TRABAJAR:
Vivir por fe no debe ser un escape de la responsabilidad social.  Si no estás trabajando, no estás viviendo por fe.  La diferencia es que tienes un jefe nuevo (Dios) y un motivo nuevo (Amor).  Tienes que estar constantemente buscando maneras prácticas de mostrar el amor de Dios.  Mientras que los demás se enfocan en trabajos de prestigio y de buenos ingresos, tú puedes tratar de discernir las necesidades mayores y trabajar en solucionarlas.   Mostrarás tu fe por medio de tus obras (Santiago 2:18), y si rehúsas trabajar para tu nuevo Jefe, ¡quizás verás que él rehúsa alimentarte! (2 Tesalonicenses 3:10)

PEDIR:

Jesús les dijo a sus discípulos que averigüen quién era digno de ayudarlos. (Lucas 10:7-8; Mateo 10:10-11) No debemos tener vergüenza en invitar a gente que se beneficia de nuestro trabajo a colaborar libremente "a voluntad" con lo que tiene para ayudarnos con nuestras necesidades.  (1 Corintios 9:7-14) Dios va a proveer de la forma que Él quiera, y no debemos (ni tenemos necesidad de) presionar a la gente en darnos algo. 


COMPARTIR:

Compartir el uno con el otro es un elemento necesario para vivir por fe.  Es la expresión práctica del amor que Jesús quiere que tengamos entre nosotros.

Jesús prometió estar entre por lo menos dos o tres personas que estuvieran unidas en hacer Su voluntad (Mateo 18:20).  Él dijo que el mundo conocería que somos sus discípulos por el amor que tenemos el uno al otro. (Juan 13:35)  Junto a otros creyentes sinceros que practican la voluntad de Dios, somos el "Cuerpo de Cristo", la verdadera Iglesia cristiana. (Romanos 12:4-5)

En la Biblia hay más de 50 mandamientos de servicios que debemos hacer "el uno al otro", incluyendo amar, cuidar, edificar, confesar, ayudar, honrar, someterse, y perdonarnos el uno al otro.  No podemos practicar esto estando solos.  Los primeros cristianos vivieron juntos y compartieron todo lo que tenían el uno con el otro, trabajando juntos para Dios todos los días. (Hechos 2:44-47; Hechos 4:32-35).    

Hoy en día Dios está buscando personas como aquellas que estén dispuestas a vivir por fe y ser parte de Su Iglesia.

Tus esfuerzos serán más fructíferos si estás trabajando en compañía de otras personas que también estén viviendo por fe. (Mateo 18:19; Lucas 10:1; Hebreos 10:25)

Si no conoces a nadie que quiera trabajar contigo en vivir por fe, ¿por qué no te pones en contacto con nosotros? Juntos podemos apoyarnos en vivir en armonía a la voluntad de Dios, expresada por las enseñanzas de Jesús.

martes, 23 de mayo de 2017

SOLO JESUS LLENA TU ALMA

PUBLICADO POR: http://www.misionvida.org
Quiero hablarte acerca de distintas clases de fe que existen. Una cosa es creer en un Dios grande porque he leído o porque me han contado que Él es grande y otra es creer en un Dios grande porque yo he experimentado que Él es así. ¡Son dos clases de fe distintas! Una cosa es creer que Dios es poderoso porque lo leí en la Biblia o me lo han enseñado, y otra muy distinta es experimentar el poder de Dios en mi vida, de modo que yo pueda decir con una convicción total y absoluta que El es poderoso, porque he visto su poder operando a través de mi vida. La pregunta es: ¿Qué clase de fe tienes tú? Porque muchos creen en Dios, pero no todos experimentan el poder, la gloria, la gracia, la misericordia y el amor de Jesucristo en sus vidas. Una cosa es lo que se experimenta con esta clase de fe, la fe que se manifiesta por vivir experimentando la presencia poderosa de Dios en la vida, y otra es el conocimiento que nos viene por algo que nos han dicho, que nos han enseñado, contado o que hemos leído.
Quiero que hoy nos enfoquemos en la necesidad de experimentar la llenura de Dios, su presencia, su poder y su gloria en nuestras vidas. Y la Biblia dice que nosotros hemos sido creados para recibir toda la plenitud de la deidad. O sea que, en un cuerpo de carne y hueso, como el tuyo y el mío, es posible que habite toda la plenitud de Dios. Ya cuando tú tienes eso, la gente no se fija en la cara larga que tienes, sino que comienzan a ver y a experimentar el Dios grande que tienes. Es cuando Dios sale por tus poros, por tu boca, y la gente se choca con Él y no contigo.

            LA PLENITUD DE CRISTO

Hay muchos que están llenos de angustias, de pesares, de tristezas y fracasos; están llenos de amarguras y soledades, y creen en Dios. ¡Tengo que decirte que los demonios también creen! ¿Qué clase de fe será la que tienen los demonios? Ellos saben que Dios existe y que es poderoso, aunque no les sirve absolutamente de nada.
En el primer capítulo de la carta del apóstol Pablo a los Efesios, les dice a partir del versículo 16: 16no ceso de dar gracias por vosotros, haciendo memoria de vosotros en mis oraciones, 17para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él…” Una cosa es saber por haber oído y otra es experimentar un conocimiento que viene directamente de Él. El versículo 18 continúa diciendo: 18alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos…” El apóstol Pablo quiere que los creyentes, a través de ese espíritu de sabiduría y de revelación, tengan suficiente conocimiento para saber cuál es la esperanza que Dios ha preparado para ellos.
Una cosa es esperar ansioso, otra es esperar enojado, triste o angustiado y otra cosa es la esperanza. Según lo veo yo, esperanza, es esperar con confianza, así que, imagínate la cara de quien espera ansioso, temeroso o angustiado, e imagínate el rostro de aquel que espera con confianza.
O sea que Dios, a nosotros, nos da esperanza, para que lo que esperamos, lo esperemos con confianza. Y el apóstol Pablo declara: “Yo estoy orando por ustedes para que tengan espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de Él, para que conozcan la esperanza a que Él los ha llamado y cuales las riquezas de la gloria de su herencia en los santos”. Yo no voy a hacer referencia de la gloria de los santos, pero quiero que sepas que Cristo es el heredero del Padre y la Biblia señala que todas las cosas le han sido dadas y que nosotros somos coherederos juntamente con Cristo.
Efesios 1:19 continúa diciendo: 19y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza, 20la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales, 21sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero…” (Versículos 19 al 21). Para que ustedes conozcan la supereminente grandeza de su poder que opera en nosotros los que creemos. Una cosa es encontrarse con un creyentito que dice: “Yo creo en Dios”. ¡Pero no se le nota por ningún lado! Y otra cosa es encontrarse con un creyente que ha experimentado la supereminente grandeza de su poder que opera en nosotros. ¡Creemos que el poder que operó en Jesucristo, levantándole de los muertos y sentándolo a la diestra del Dios Padre sobre todo poder y dominio, es el poder que está disponible para los creyentes! ¡El mundo está necesitando ver eso en tu rostro!
Efesios 1:22 y 23 sigue diciendo: 22y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, 23la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo”. En resumidas cuentas, todo lo que está orando para que ellos sepan, conozcan, entiendan y experimenten, tiene que ver, según señala la Biblia, con la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo. La palabra plenitud, en latín significa, pleno total; pleni significa pleno, y tud es totalidad.
Nosotros hacemos depender nuestra felicidad, nuestra alegría, nuestro gozo y nuestra esperanza, de cosas que anhelamos que sucedan, o que queremos alcanzar, que si la suegra cambia la cara, o si mi cónyuge cambia la cara, y creemos que si las alcanzamos, entonces seremos felices. Pero la tesis de la Biblia no es ésta; más bien es que, si te falta tu esposa, no importa, Jesucristo llena todo, que si sobra una suegra, no importa, Cristo llena todo. Si falta trabajo no importa, Cristo llena todo. ¡La plenitud de Aquel que lo llena todo en todo!
¿No has llegado a ejercer una profesión? ¿No has terminado tu carrera? ¡No importa, porque Cristo puede llenar todo! ¿Hubieras querido ser hombre y naciste mujer? ¡No importa, eres mujer pero Cristo puede llenar todo! Habrás pensado alguna vez que si algo cambiaba, podría llenar tu vida; pero lo que llena tu existencia, según la Biblia es Jesucristo.
Leemos en Efesios 3:17 al 19: 17para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, 18seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, 19y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios”.
Jesucristo es Aquel, según señala el apóstol Pablo, en quien habitó corporalmente toda la plenitud de la deidad. ¡En Cristo habitó! ¿Y qué quiere Dios? ¡Que en nosotros habite esa plenitud! Alguno puede decir: “Yo no soy Dios ni el apóstol Pablo”. Otro dirá: “Yo no soy el apóstol Pedro”. ¡No importa! Con que seas un ser humano de carne y hueso es suficiente porque Dios nos ha hecho con la capacidad, y nos ha dado el potencial de ser llenos, no de angustias, sino de la plenitud de Dios, no de soledad ni de amargura, sino de la plenitud de Dios.
Efesios 4:10 afirma: 10El que descendió, es el mismo que también subió por encima de todos los cielos para llenarlo todo”. ¡El deseo de Cristo es llenar todo! Recordemos que Él dijo: “El que tenga sed, venga a mí y beba” y continúa: “El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva” (Juan 7:38). “El que bebiere del agua que yo le daré no volverá a tener sed jamás”. ¡Jamás volverá a decir por qué se murió mi hijo! ¡Jamás volverá a decir por qué se murió mi esposo! ¡Jamás volverá a decir por qué tengo que vivir en este mundo injusto! ¡Jamás dirá nada porque estará saturado de Dios y quien está lleno de Él, no podrá estar lleno de ninguna otra cosa! Si llegas a tener eso ya no necesitarás más pastillas para dormir o para salir de la depresión.

            ¿QUÉ TE FALTA?

¿Qué te está faltando? ¡La llenura y la plenitud de Jesucristo en tu vida! Es lo que el Espíritu desea para ti y para mi, y lo que yo deseo para mí, cada día de mi vida. ¿Qué problema detendrá a alguien que está lleno de la plenitud de Cristo? ¿Qué problema será difícil o imposible? ¿Qué me asustará? ¿Qué situación me angustiará? Si la plenitud de Jesucristo, el Todopoderoso, el que se levantó de los muertos, el que está sentado a la diestra del Padre, llena mi vida y mi corazón.
A veces le pedimos: “Dios, dame esto o lo otro” o “Si no me das lo que quiero, no voy a ser feliz”. Hacemos depender nuestra felicidad de algo que le pedimos a Dios y si no nos lo da, nos enojamos con Él y argumentamos: “Yo le he pedido a Dios pero Él no me escucha”. Y es que ambicionamos cosas para sentirnos mejor; pero el día que ambicionemos, el día que vivamos deseando la llenura de Jesucristo en nuestras vidas, vamos a tener todo aquello que necesitamos y que viene de parte de Dios, y no es lo que yo deseo sino lo que Él desea para mí. ¡Eso es perfecto! ¡Jesús llenará todo!
He participado de una reunión que se realiza con los abuelos, que llamamos el Club de los más Fuertes y hay que ver cómo se divierten y bailan con banderas, mejor que cualquier joven. En esta oportunidad se celebraba el día del abuelo y había una abuela de ochenta años, a quien le pregunté si le había costado venir a la iglesia y me respondió que no. ¡Ochenta años! ¡El poder de Cristo operando en esos ancianos! La hermana que lidera esa actividad llevó a su sobrino de trece años, quien editó un video, en el que se mostraban fotos del historial de los abuelos. Luego me contaron el testimonio de ese chico; su mamá estaba embarazada de él y los médicos le dijeron que el bebé presentaba problemas, a lo que comenzaron a hacerle varios estudios. En un momento le dijeron que el bebé estaba muerto y debían sacarlo; entonces le hicieron una cesárea y sacaron al bebé, pero éste estaba vivo, aunque no tenía esófago y padecía de hidrocefalia. También había nacido con los dos brazos cortos, uno más que otro y con una mano chiquita. ¡Padecía toda clase de males! Los médicos declararon que se moriría, pero su madre, antes de que el niño naciera, le había pedido a Dios una nena, y Él le respondió que le daría un varón, a quien debía ponerle Lázaro. Así que antes de que naciera ya tenía el nombre de su hijo, y la verdad que nació muerto según los médicos. Lo operaron y aunque permaneció internado por tres meses, y estuvo conectado a un respirador artificial, comenzó a mejorar y se le fue la hidrocefalia. Ha culminado la primaria con sobresaliente, y en el primer año de secundaria terminó con doce de promedio. ¡Le falta un pedazo de brazo y dedos en una mano!
La pregunta es: ¿Se puede ser feliz o no se puede? ¡Claro que se puede! ¡Si Cristo llena tu vida no importa que te falte un brazo, no importa que te falten dos; no importa que te falten las piernas! No es lo que deseas lo que traerá satisfacción a tu alma, no es lo que tienes o lo que te falta. He visto mujeres amargadas porque tienen el pelo lacio y se sienten infelices, otras están insatisfechas porque tienen el pelo enrulado y se lo viven planchando. Unas sufren porque son flacas, otras porque son gordas. ¿Qué es lo que te sobra o lo que te falta para ser feliz? ¡Si Cristo llena tu vida, nada te falta! ¡Esto no es cosa mía, lo dice la Biblia! ¿Tú crees en la palabra de Dios?
El próximo veintidós y veintitrés de octubre nos visitará Nick Vujicic. “¿Qué es lo que hace a un ser extraordinario? ¿Sus habilidades? ¿Sus talentos? ¿O simplemente su sonrisa? Cuando conocí por primera vez a Nick Vujicic supe que había encontrado a alguien extraordinario. Desde el momento en que empezó a compartir su historia conmigo, soy testigo de cómo Dios usa a un hombre sin brazos y sin piernas para ser las manos de Dios en la tierra”. Así comienza diciendo una periodista que le hizo una entrevista. ¿Qué te falta? ¿Qué es aquello, que si Dios te concede saciará tu alma? ¿Crees que eso es lo que necesitas? ¿No será algo mucho más profundo lo que precisas? Teniendo piernas y brazos seguimos siendo desagradecidos; teniendo ojos, seguimos siendo desagradecidos. ¡No importa tu condición social, cultural o económica; no importa qué tan lleno estés de cosas de este mundo, si en tu alma no está reinando Cristo, si no está la presencia poderosa de Aquel que todo lo llena en todo!
Cuando Él llena, todo vacío se termina. Los cuerpos tienen una propiedad denominada “impenetrabilidad”, la cual implica que ningún cuerpo puede ocupar al mismo tiempo el lugar de otro. El espacio que yo estoy ocupando no lo puede ocupar otro sólido. Y la enseñanza es la siguiente: El espacio que Jesús está ocupando en tu corazón, no lo puede ocupar la angustia; no lo puede ocupar la soledad, ni la tristeza, ni la impotencia ni el fracaso. El espacio que Jesús está ocupando en tu corazón no lo puede ocupar la miseria y la pobreza. ¡Nada puede estar junto con Cristo adentro tuyo! ¡Si la plenitud de Aquel que todo lo llena viene a tu vida, huye todo lo demás! ¡Desaparece! ¡Qué dichoso me siento de poder predicar esto! ¡Me hace feliz poder impartirte esta esperanza! ¡No importa lo que te falte, si Cristo te llena, nada te falta!
Recuerdo cuando mis hijas eran pequeñas, yo predicaba acerca de la segunda venida de Cristo y decía que Jesús vendría pronto. Al terminar el culto, nos dirigíamos en el auto a nuestra casa y ellas me decían: “¡Qué no venga tan rápido que me quiero casar! ¡Yo quiero tener un novio!” Pensaban que si Cristo venía antes de que ellas se pudieran casar, las embromaba porque les iba a faltar algo. Ellas siempre oraron por quien sería su esposo y finalmente se casaron. ¡Ahora que lo han logrado puede venir Cristo! ¡No hay problema! ¡Ya experimentaron el casamiento! Se casaron, comieron perdices y dijeron: “¿Esto era?”
Me han pedido oración por una mujer que tiene un cargo relevante en un banco importante de Uruguay. La mujer padece cáncer; tiene mucho dinero pero está muy enferma, el tumor comenzó por el útero y ahora le tomó el estómago; los médicos le han dado cinco meses de vida. Alcanzar la posición económica que has deseado en tu vida, ¿podrá llenarte el alma cuando te diagnostican un cáncer? Le mandé a decir a esa señora, que no cree en Dios, que si quería, yo iba a visitarla. Le diré que si Cristo llena su vida, no le faltará nada. ¡Se puede pudrir su dinero porque no le podrá quitar el cáncer! Pero si viene a su vida Aquel que todo lo llena en todo, el cáncer no puede permanecer en su cuerpo. Porque si la plenitud de Aquel que subió para llenarlo todo, llena su vida, la enfermedad no puede habitar en ella, ni puede enseñorearse.
¿Dejarás hoy tu pobre vida a los pies del Señor? ¡La gente quiere saber qué puede hacer! ¡No tienes que hacer nada, quédate quieto porque la embarras! ¡Sólo tienes que desear la llenura! ¡No es lo que tú puedes hacer, sino lo que Dios puede hacer en ti y a través de ti! ¡Es lo que Dios puede! ¡No es que tú te hagas ver, es Dios que se quiere hacer ver a través de ti! La plenitud de Dios sobre tu vida no permitirá que la sonrisa sea tuya sino la de Él; no permitirá que sea tu mirada sino la de Él. No permitirá que un apretón de manos sea el tuyo sino de Él. No serás tú dándole paz a la gente, será Dios a través de tu abrazo, de tu mirada, de tu sonrisa o un apretón de manos. ¡Será la gloria de Dios tocando el mundo a través de tu vida!
Imagínate a un creyente con cara larga tratando de convencer a un incrédulo de que se tiene que convertir a Cristo. Éste lo mira y dice: “¿Y este caripela me quiere predicar a mí? ¿Este cara de ansioso me quiere predicar a mí?” Me hace acordar a esa mujer pobre que le predicaba a su vecina rica y le decía: “Tienes que entregarle tu vida a Cristo. Tienes que conocerlo porque Él es Poderoso. ¡Cristo te prospera y te bendice!” La mujer la escuchaba… Cuando la hermana creyente, que le habló de las grandezas de Cristo terminó de predicarle, ¡al rato manda a su hija a pedirle a la vecina rica una tacita de azúcar! ¡Es una total incoherencia!
Están esos cristianos que dicen: “Soy un infeliz…” “Yo no tengo palabras… ¡No me animo a predicar!” También están esos que se juntan y cuál de los dos vive más asustado por todas las cosas que pasan. La mujer rica, al ver como vivía la pobre dijo: “¡Yo no quiero saber nada con ese Cristo del que me habla mi vecina!”
¿Realmente tú tienes algo para dar cuando estás con otras personas? ¡Con razón no llevas a nadie a la iglesia! En el lugar donde tú trabajas, ¿saben que eres cristiano? ¡Me dices que eres cristiano, pero no se ve la gloria de Dios en tu vida!
Una mujer que ha comenzado a asistir a nuestra iglesia, hace unos quince años atrás era católica y sentía rechazo por los evangélicos. Ella opinaba que yo era un sinvergüenza, y el esposo, que es ateo y la vio muy mal, se me acercó y me dijo: “Sabes que mi esposa está sufriendo de depresión y la veo muy mal. ¿Podrías venir a orar por ella? Fui a su casa, y hablé con ella; luego le dije que se arrodillara para orar y lo hizo por respeto pero por dentro renegaba: “¡Este sinvergüenza me manda a arrodillarme!” Yo oré por ella y cuando me fui, le dijo al esposo: “¡Este es un sinvergüenza pero algo tiene porque cuando oró por mi me quedé con una paz tremenda!”
¡Si la plenitud del que todo lo llena viene a tu vida te sentirás mejor que Superman, que Tarzán y el hombre araña juntos! ¡Si la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo viene a tu vida, el hombre araña será un piojo al lado tuyo!
La mujer que quince años atrás me rechazaba, hoy me abraza y me bendice. Se junta con unas chicas que trabajan en las oficinas de la radio y me confesó que quiere estar con ellas porque al lado de ellas tiene paz.
Por más de veinte años venimos orando que queremos ver la gloria de Dios en Uruguay y ahora me entero que Dios está queriendo ver su gloria en mi vida y en la tuya. Él te dice: “Cuando mi gloria esté en ti y sobre la iglesia, esa gloria también será vista en Uruguay”. ¡Veremos la gloria de Dios en Uruguay pero primero la veremos en nuestras vidas! ¡Veremos la gloria de Dios en Argentina pero primero la veremos en ti que eres argentino! Lo mismo para aquellos que se encuentren en cualquier parte del mundo. ¡Primero, Dios quiere llenar tu vida y entonces sobre ti será vista su gloria!
Alguno me preguntará: “¿Y qué hago con esta tristeza que tengo encima? ¡Busca a Jesús! “¿Qué hago, porque mi hijo se murió?” ¡Busca hoy a Jesús! “¿Qué hago, porque me abandonó mi marido?” ¡Busca a Jesús! “¿Qué hago, perdí el trabajo?” ¡Busca a Jesús hoy!
Hay quienes se dicen cristianos y declaran que creen en ti Señor, pero les faltan alas para volar. No obstante, Dios hoy les dice: los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán” (Isaías 40:31). Nick dijo: “No necesito piernas ni brazos porque tengo alas para volar”.

            CONCLUSIÓN

Hace unos cuatro años fui a visitar a un hermano que hoy es pastor de nuestra iglesia, Hagop. Él estaba en su casa, triste, llorando y clamaba a Dios: “¡Señor, yo quiero servirte!” Este sábado pasado predicó a la mañana en nuestro templo central, en la reunión especial que tuvimos para celebrar el día de los abuelos; y como los otros pastores estábamos en otra actividad, en el interior del país, le pedimos que predicara en la reunión siguiente; también tenía que estar más tarde en una cena de hombres, y para completar, uno de los pastores que estaba conmigo le pidió si podía ir celebrar una ceremonia de casamiento ya que él no llegaría. Así que, este hombre de setenta y cuatro años y su esposa, predicaron a la mañana, a la tarde y casaron una pareja antes de ir a la cena de hombres; y el domingo a la mañana llegaron a la iglesia central antes que yo. Le dije a Hagop que estaba cada vez más feliz y orgulloso de tenerlo a mi lado. Además de todas las actividades que tiene, los jueves a la mañana se junta con un grupo de pastores de otras denominaciones a orar; un día le pidieron que dé una palabra, y él contó su testimonio. Uno de los pastores me confesó que los había hecho llorar a todos porque les contó cómo Dios lo sacó del pozo. Testificó que a los setenta años era un hombre fracasado. ¡Pero hoy damos fe que a su edad tiene nuevas fuerzas y de su interior fluyen ríos de agua viva!
Si Dios pude usar a Hagop con setenta y cuatro años, ¿por qué no va a poder usarte a ti? Todo lo que se es que él estaba clamando a Dios: “¡Señor, quiero servirte!” No le importaba riqueza o pobreza, ¡nada! Él quería que Dios lo tomara en sus brazos y que lo usara. ¡Qué hoy sea éste tu más grande anhelo! Tú quieres más de Cristo pero, ¿para qué? ¿Para llenarte la panza? ¿Para mirarte al espejo y decir: ¡Qué lindo lo que Dios ha hecho conmigo!? Dios quiere que su gloria sea vista en tu vida, en la calle. ¡Él quiere que la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo habite con poder en nuestras vidas!
No se trata de lo que tú debes hacer sino de lo que le permitas a Él hacer.
“Señor te adoro, te bendigo y proclamo tu gloria en Uruguay y en las naciones. Vamos a ver tu gloria, pero primero será vista en nosotros y a través de nosotros. Ven y llénanos ahora, de corazón levantamos nuestra mirada al cielo y deseando que la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo esté sobre nosotros. ¡Glorifica tu nombre, Señor! Sabemos que si tú llenas Dios mío, la tristeza no podrá habitar en nuestras vidas, ni la angustia, ni la soledad. Sabemos que si tú llenas Dios mío, ninguna otra cosa podrá molestar. Gracias Señor por la vida de Nick, aunque sabemos que con haber visto su testimonio no alcanza, te necesitamos a ti, Señor. ¡Necesitamos al Dios de Nick! ¡A tu nombre damos gloria y honor Señor! En el nombre de Jesucristo hacemos esta oración, amén”.

sábado, 20 de mayo de 2017

LA PACIENCIA ALGO QUE MUCHOS LES CUESTA TENER

  PUBLICADO POR: www.gotquestions.org
Margaret Thatcher dijo una vez, “Soy extraordinariamente paciente, con tal que al final me salga con la mía.” Cuando todo sale a nuestra manera, es fácil mostrar paciencia. La verdadera prueba de paciencia, viene cuando nuestros derechos son violados; cuando los autos sport se nos cierran en el tráfico; cuando un grupo de muchachos adolescentes están acaparando las canchas de tenis; cuando nuestro compañero de trabajo se burla de nuestra fe – de nuevo. Algunas personas piensan que tienen el derecho de enojarse ante las pruebas y aquello que les irrita. La impaciencia parece como una ira santa. Sin embargo, la Biblia alaba la paciencia como un fruto del Espíritu (Gálatas 5:22) el cual debe ser producido por todos los hombres (1 Tesalonicenses 5:14). La paciencia revela nuestra fe en los planes, la omnipotencia y el amor de Dios.


Aunque la mayoría de la gente considera que la paciencia es una espera pasiva o una gentil tolerancia, casi todas las palabras griegas traducidas como “paciencia” en el Nuevo Testamento son palabras dinámicas y activas. Considera por ejemplo Hebreos 12:1: “Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante.” ¿Corre uno una carrera esperando pasivamente los empujones para retrasarnos, o tolerando gentilmente a los tramposos? ¡Por supuesto que no! La palabra traducida como paciencia en este verso, significa permanencia. Un cristiano corre la carrera pacientemente, mediante la perseverancia a través de las dificultades, ante la expectativa del cielo. En la Biblia, la paciencia es la perseverancia hacia una meta, perseverancia ante las pruebas, o una expectante espera por el cumplimiento de una promesa.

Claramente, la paciencia no se desarrolla de la noche a la mañana en la vida de un creyente. El poder de Dios y la bondad son cruciales para el desarrollo de la paciencia en Sus hijos. Colosenses 1:11 nos dice que somos fortalecidos por Él para “toda paciencia y longanimidad,” mientras que Santiago 1:3-4 nos anima a saber que las pruebas son Su manera de perfeccionar nuestra paciencia. Nuestra paciencia se desarrolla y fortalece más, resistiendo de acuerdo a los perfectos tiempos y voluntad de Dios, aún ante el hombre malvado que “prospera en su camino.” (Salmos 37:7). A última instancia, al final, nuestra paciencia será recompensada. “. . .tened paciencia hasta la venida del Señor.” (Santiago 5:7-8). “Bueno es JEHOVÁ a los que en Él esperan, al alma que le busca.” (Lamentaciones 3:25).


Vemos en la Biblia muchos ejemplos de aquellos caracterizados por la paciencia en su caminar con Dios. Santiago nos señala a los profetas: “Hermanos míos, tomad como ejemplo de aflicción y de paciencia a los profetas que hablaron en Nombre del Señor.” (Santiago 5:10). Él también se refiere a Job, cuya perseverancia fue recompensada por lo que “. . . el Señor es muy misericordioso y compasivo.” (Santiago 5:11). También Abraham, esperó pacientemente y “… alcanzó la promesa” (Hebreos 6:15). Así como Jesús es nuestro modelo en todas las cosas, así también Él demostró una perseverante paciencia. “…el cual por el gozo puesto delante de Él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.” (Hebreos 12:2).

¿Cómo demostramos que la paciencia es una característica de nuestras vidas en Cristo? Primero, dando gracias a Dios. Usualmente, la primer reacción de una persona es “¿Por qué a mí?,” pero la Biblia dice que nos regocijemos en la voluntad de Dios (Filipenses 4:4; 1 Pedro 1:6). Segundo, buscando Sus propósitos. Algunas veces, Dios nos pone en situaciones difíciles con el fin de testificar. Otras veces, Él puede permitir una prueba para la santificación del carácter. El recordar que Su propósito es para nuestro crecimiento y Su gloria, nos ayudará en la prueba. Tercero, recordando Sus promesas, tales como la de Romanos 8:28 que nos dice que “…todas las cosas les ayudan a bien, esto es a los que conforme a su propósito son llamados.” Ese “todas las cosas” incluye las cosas que prueban nuestra paciencia.


La próxima vez que te encuentres en un embotellamiento de tráfico, seas traicionado por un amigo, o ridiculizado por tu testimonio, ¿cómo responderás? La respuesta natural es impaciencia, la cual conduce al estrés, enojo y frustración. Gracias a Dios, los cristianos ya no estamos bajo el dominio de una “respuesta natural,” porque tenemos una nueva naturaleza – la naturaleza de Cristo Mismo (2 Corintios 5:17). En vez de eso, tenemos la fortaleza del Señor para responder con paciencia y en completa confianza del poder y los propósitos del Padre. “Vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad.” (Romanos 2:7).

viernes, 19 de mayo de 2017

PARA LAS PERSONAS AFANADAS Y ANGUSTIADAS

PUBLICADO POR: http://www.mujereshacendosas.org
Referencia Bíblica: Lucas 12:22-31 “Dijo luego a sus discípulos: Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué comeréis; ni por el cuerpo, qué vestiréis. La vida es más que la comida, y el cuerpo que el vestido. Considerad los cuervos, que ni siembran, ni siegan; que ni tienen despensa, ni granero, y Dios los alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que las aves? ¿Y quién de vosotros podrá con afanarse añadir a su estatura un codo? Pues si no podéis ni aun lo que es menos, ¿por qué os afanáis por lo demás? Considerad los lirios, cómo crecen; no trabajan, ni hilan; mas os digo, que ni aun Salomón con toda su
gloria se vistió como uno de ellos. Y si así viste Dios la hierba que hoy está en el campo, y mañana es echada al horno, ¿cuánto más a vosotros, hombres de poca fe? Vosotros, pues, no os preocupéis por lo que habéis de comer, ni por lo que habéis de beber, ni estéis en ansiosa inquietud. Porque todas estas cosas buscan las gentes del mundo; pero vuestro Padre sabe que tenéis necesidad de estas cosas. Mas buscad el reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas”.

El ser humano siempre está propenso a preocuparse por todo, si tiene o si no tiene, en la abundancia o en la escases. Nos afanamos si estamos enfermos y nos afanamos si no lo estamos, pensando que pasaría si llegáramos a estarlo. Nos afanamos por el trabajo cuando no lo tenemos por qué de qué hemos de vivir, y nos afanamos si lo tenemos porque quizás nos está ocupando mucho de nuestro tiempo. En fin los afanes de la vida vienen y van en todo momento y el Señor Jesús lo sabía; Él nos conoce más lo de que nosotras  mismos y por eso nos dejó esta advertencia o mejor dicho este mandamiento para que pudieras estar preparados cuando el afán y la ansiedad tocan  nuestras vidas.

¿Pero qué es el Afán según la Biblia? Afanarse, de la palabra griega merimnao significa estar ansioso acerca de, tener un cuidado que perturba, tener congoja, preocuparse. La ansiedad “es un estado mental perturbado producido por temores reales o imaginarios”. La preocupación quiere decir ocuparnos de algo antes de que suceda o acontezca.  Él Señor Jesús les estaba hablando a sus discípulos y nos habla hoy sobre las preocupaciones que podemos llegar a tener como

seres humanos, afán por lo que hemos de comer o vestir como cosas esenciales y básicas para la vida humana, pero también podemos incluir en ese afán todas las demás cosas de este mundo, el trabajo, el estudio, la superación personal, el afán por tener posesiones como una casa, un carro, viajes entre otros.

¿Por qué está afanada tu alma hoy? Quizás una de las preocupaciones modernas y constantes de los padres y madres de hoy es “que mis hijos no pasen las necesidades que yo pase y puedan tener todo lo que yo no tuve”. Cuántas cosas realmente buenas se han perdido nuestros hijos por el afán de sus padres porque ellos no sufran, cuántas momentos maravillosos y experiencias preciosas se han perdido nuestros hijos por nuestro deseo de satisfacerles todas sus “necesidades materiales”. Aun cuando todos sabemos que nosotros mismos fuimos capaces de sobrevivir felizmente sin la mayoría de ellas.  El Señor nos de la sabiduría de lo Alto para no caer en esta terrible era moderna donde lo material importa tanto.

Pero el Señor dice en el versículo 23, que la vida es más que la comida y el cuerpo que el vestido, y cuando la Biblia menciona “la vida” en este pasaje nos está hablando de la palabra griega psuque que denota el aliento, el hálito de vida, y por ende el almamente, corazón del ser humano; es decir, que la vida del ser humano no puede limitarse nada más a lo que hemos de comer o vestir, a lo que hemos de estudiar, a la familia que hemos de tener, posición social que queremos alcanzar, bienes o posesiones materiales que anhelamos conseguir o a la herencia que quisiéramos dejarles a nuestros hijos. ¡No! la vida del hombre es mucho más importante que esas simples cosas pasajeras y temporales de la vida, ciertamente algunas de ellas necesarias para vivir, pero no tanto como para vivir para ellas. Por eso el mismo Señor Jesús, compara aquí al hombre con las aves y con los lirios del campo, es decir con su creación  y nos deja claro que para Dios nosotros sus
hijos somos mucho más importantes que el resto de su creación. Fue por eso que en ella Dios dispuso que el hombre estuviera por encima de toda y señorease sobre ella. Dios cuida de toda su creación pero de manera especial y única; Dios cuida de nosotros. Tristemente hoy muchos cristianos están perdidos en este mundo, en sus afanes y ansiedades, se levantan cada día pensando el cómo y el cuándo conseguir más. No obstante, cuando logran satisfacer estas “necesidades” en su vida, encuentran que verdaderamente la vida es mucho más que eso, la verdadera vida del creyente está en buscar a su Señor y conocerle más. 


Hay otro afán en la vida y especialmente en la vida de nosotras las mujeres, es ese afán por los quehaceres diarios de la casa, recuerdan la historia de Marta, la encontramos en Lucas 10: 38-42. Marta una mujer hospitalaria y servicial que recibió al Señor Jesús en su casa, ocupada de muchos quehaceres dice la Palabra del Señor, ella tenía una hermana María quien en vez de ayudar a su hermana en el trabajo de servir más bien escogió sentarse a los pies del Señor a escuchar lo que él decía. Marta inquieta y preocupada por tantas cosas por hacer exclama una queja al Señor Jesús en el  versículo 40 “Señor, ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude”. No sé si usted encontrándose en esa misma situación, hubiera pensado exactamente lo mismo que Marta, al parecer su afán era genuino y sincero, ella quería atender muy bien al Señor y quién no lo quisiera. No logro imaginarme como sería aquello de tener al Señor de Señores, al Rey de Reyes, al Salvador del mundo, allí sentado en la sala de tu casa. Sinceramente sería muy difícil no afanarse por atenderlo de la manera que solamente Él se merece. Marta no quería ser grosera, ni mala anfitriona, ella estaba afanada por servir al Señor y viéndolo de esa manera podría decirse que ese afán es bueno, correcto, justificable; sin embargo, el Señor quien conoce el corazón y sabe lo que es verdaderamente importante no duda en contestar a Marta en los versos 41 y 42: “Respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero sólo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada”. No quizo decir el Señor que el deseo de Marta por servirle estuviera mal, pero lo que si estaba mal es que ella o nosotros nos ocupemos más de estas cosas que de escuchar al Señor y su palabra. Nótese aquí que las múltiples ocupaciones de Marta la estaban haciendo perder lo verdaderamente importante, estaba desaprovechando una oportunidad única e invaluable, escuchar de boca del Señor sus enseñanzas. Así mismo nosotras mujeres muchas veces nos perdemos la buena parte, la parte del Señor, la que nunca nos podrá ser quitada, muchas veces el tiempo no nos da más que para pasar unos minutos en oración y un breve acercamiento a un texto bíblico, nos perdemos en el afán y la ansiedad, en las muchas y siempre ocupaciones de la vida cotidiana. ¿Pero valdrá la pena afanarse tanto dejando de lado lo verdaderamente importante?

Pero volviendo al texto de Lucas 12, en el versículo 25 dice el Señor ¿Y quién de vosotros podrá con afanarse añadir a su estatura un codo? El Señor nos recuerda en esta frase nuestra incapacidad humana,  que no importa lo mucho que nos afanemos de cualquier manera no podremos cambiar las cosas porque no está en nuestras manos. Somos incapaces, es inútil preocuparnos, mejor es confiar en el Padre que tiene cuidado de nosotros y sabe que necesitamos; mejor es aguardar y esperar en la provisión del Padre celestial. Pero hay algo más aquí en este precioso pasaje de las Escrituras en el versículo 28, el Señor llama a sus discípulos “… hombres de poca fe?, este término según el diccionario Strong, oligopistos  lit: pequeño de fe (oligos , pequeño; pistis , fe), es un término usado solamente por el Señor, y como tierna reprensión, frente a la ansiedad (Mat. 6:30 y Luc. 12:28); al temor (Mat. 8:26 ; Mat. 14:31; Mat. 16:8), siempre traducido en RV. y RVR. como «hombre/s de poca fe». El Señor les estaba diciendo a sus discípulos que cada vez que ellos se afanaban por las cosas de la vida, estaban actuando como hombres de poca fe, pues desconocían al Dios que estaba en los cielos, que conocía sus necesidades y que podía suplir para ellos todo lo que les faltara. Hoy el Señor nos dice lo mismo a nosotros cada vez que el afán, la preocupación, la angustia, la ansiedad nos superan, estamos actuando como hombres y mujeres faltos de fe, de aquella fe que te lleva a estar en paz, seguro, tranquilo, porque por esa fe verdadera y suficiente sabemos que Dios es quien suple para todas nuestras necesidades. Esa fe que nos hace reconocer Su grandeza, Su suficiencia, Su poder, la fe que sabe que lo poco en las manos de Dios es suficiente para nuestras necesidades, la fe que reconoce que todo lo que nos viene a la mano, proviene de Él. 

¿Cómo dejar de ser hombres y mujeres de poca fe? la palabra del Señor dice en Romanos 10:17: “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la Palabra de Dios”. No hay otra manera de que seamos hombres y mujeres de fe, que el estudiar la Palabra de Dios. Solamente ella puede afirmar la verdad de la Grandeza de Dios en nuestro corazón, solamente por la Palabra de Dios podemos llegar a tener la paz que Dios quiere darnos, en medio de la ansiedad o la angustia y la seguridad de su cuidado. Dice la Biblia en el versículo 30, del pasaje que estamos estudiando: “Porque todas estas cosas buscan las gentes del mundo”, es decir que la gente del mundo vive en esos afanes y ansiedades, la gente del mundo vive entorno a lo material, la gente del mundo vive ocupado en hacer más y más dinero a costa de su vida, la de su familia, la gente del mundo no conoce el verdadero significado de la vida, porque la gente del mundo no conoce al Dios verdadero. 

Termina el relato Bíblico que estamos estudiando en el versículo 31 “Mas buscad el reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas”. La expresión usada aquí por el Señor es buscad  y se refiere en el original a “ir en pos de, significa también requerir. Véanse “BUSCAR, DEMANDAR, PEDIR, PREGUNTAR, PREOCUPAR (SE), PROCURAR, QUERER”. Es decir, si en algo hemos de preocuparnos o afanarnos que esto sea solamente en buscar el Reino de Dios, en buscar a Dios, en conocerle más y más, preocuparnos en querer ser transformados a Su imagen, a Su carácter, porque haciendo esto todo lo demás vendrá como algo agregado de parte de Dios. Confiemos al Padre el cuidado de nuestra vida, confiemos en su bendita y siempre por gracia provisión, confiemos en su bondadoso corazón, Él tiene cuidado de nosotros, y si Él cuida de nosotros que o a quien más necesitaremos. Alza tu vista al cielo, depende de Dios, Él sabe de qué cosas tenemos necesidad, pero Él también sabe que cosas son las que  realmente nos aprovechan.

1 Pedro 5:7 dice “echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros”. No cargues más esa ansiedad que te roba la paz, échale, descárgala, ponla arriba del Señor y confía y reposa en Él. Filipenses 4:6-8 “por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”. Una vez más él Señor nos insta a dejar de lado las preocupaciones, la angustia, la ansiedad, el afán y asirnos de su mano, de su poder y de su amor. El Señor sabe que en nuestra humanidad siempre hay una tentación a la desesperanza, angustia y afán; pero nos ha dejado el consuelo de su Palabra y su Espíritu Santo para que con ella podamos vencer en esos momentos y descansar en Él, en el eterno Dios Todopoderoso. 1 Timoteo 6:8 “Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto”. ¡Dios es el proveedor, el dueño del universo y todo lo que en el hay!

¡El Señor les bendiga y a Él sea toda la Gloria! 

MIS PLANES VS EL PROPOSITO DE DIOS

http://www.devocionalescristianos.org Pablo, otro amigo, me dejó este texto que también me hizo reflexionar. Planteamos el nuevo año con ...