PUBLICADO POR : wol.jw.org
1. ¿Qué pruebas hay de que valoramos mucho la vida?
SI SE le pidiera que pusiera precio a su vida, ¿qué cifra
daría? No cabe duda de que valoramos mucho la vida, tanto la nuestra como la de
los demás. Como prueba de ello, seguramente nos hacemos revisiones médicas
periódicas y acudimos al doctor cuando estamos enfermos. Queremos vivir y tener
salud. Por lo general, nadie quiere morir, ni siquiera los ancianos o los
discapacitados; ellos también desean vivir.
2, 3. a) ¿Qué obligación destaca Proverbios 23:22? b) ¿Por
qué tenemos esa misma obligación para con Dios?
2 El valor que le atribuimos a la vida influye en nuestras
relaciones con otras personas. Por ejemplo, la Palabra de Dios manda: “Escucha
a tu padre, que causó tu nacimiento, y no desprecies a tu madre simplemente
porque ha envejecido” (Proverbios 23:22). El verbo escuchar no solo significa
oír palabras; en este proverbio se refiere a oír y luego obedecer (Éxodo 15:26;
Deuteronomio 7:12; 13:18; 15:5; Josué 22:2; Salmo 81:13). ¿Por qué dice la
Biblia que hay que escuchar a los padres? No solo porque tienen más edad y
experiencia, sino porque ‘causaron nuestro nacimiento’. Algunas versiones
traducen este versículo así: “Escucha a tu padre que te dio la vida”. Es
comprensible que si uno valora su vida, sienta una obligación para con quien se
la dio.
3 Claro está, si usted es un cristiano verdadero, reconoce a
Jehová como la Fuente primaria de su vida. Por él “tenemos vida”; “nos
movemos”, es decir, obramos como seres conscientes; “existimos” y podemos
pensar en el futuro, hacer planes, incluso imaginar la posibilidad de vivir
para siempre (Hechos 17:28; Salmo 36:9; Eclesiastés 3:11). De Proverbios 23:22
se desprende que hay que “escucha[r]” a Dios con actitud obediente, deseosos de
captar su modo de ver la vida y de obrar en consonancia con este en lugar de
seguir cualquier otro criterio.
Tratemos la vida con respeto
4. ¿Cómo se dio importancia al respeto por la vida en los
comienzos de la historia?
4 En los comienzos de la historia, Jehová mostró con
claridad que no dejaba a los seres humanos la elección de usar la vida (o
abusar de ella) como quisieran. Dominado por los celos y la ira, Caín puso fin
a una vida inocente, la de su hermano Abel. ¿Cree usted que Caín tenía el
derecho de tomar semejante decisión tocante a la vida? Dios opinaba que no, y
le pidió cuentas diciendo: “¿Qué has hecho? ¡Escucha! La sangre de tu hermano
está clamando a mí desde el suelo” (Génesis 4:10). Observe que la sangre
derramada de Abel representaba su vida —que había sido truncada brutalmente— y
clamaba a Dios por venganza (Hebreos 12:24).
5. a) ¿Qué prohibición impuso Dios en los días de Noé, y a
quiénes era aplicable? b) ¿En qué sentido fue esta prohibición un gran paso
adelante?
5 Después del Diluvio, la humanidad tuvo un nuevo inicio a
partir de las ocho almas que sobrevivieron. En una declaración aplicable a
todos los seres humanos, Dios reveló más detalles sobre el valor que atribuía a
la vida y la sangre. Dijo que podían comer carne animal, pero les impuso una
restricción: “Todo animal moviente que está vivo puede servirles de alimento.
Como en el caso de la vegetación verde, de veras lo doy todo a ustedes. Solo
carne con su alma —su sangre— no deben comer” (Génesis 9:3, 4). Algunos judíos
dan a este pasaje la interpretación de que se les prohibió comer carne o sangre
de un animal que todavía estuviera vivo. Pero con el tiempo se vio claramente
que lo que Dios prohibió era el consumo de sangre para sostener la vida.
Además, el decreto que Dios promulgó mediante Noé fue un gran paso adelante
hacia la realización de su elevado propósito que permitiría a la humanidad
obtener vida eterna, un propósito que se relaciona con la sangre.
6. ¿Cómo recalcó Dios, mediante Noé, el valor que le
atribuye a la vida?
6 Dios añadió: “Su sangre de sus almas la reclamaré. De la
mano de toda criatura viviente la reclamaré; y de la mano del hombre, de la
mano de cada uno que es su hermano, reclamaré el alma del hombre. Cualquiera
que derrame la sangre del hombre, por el hombre será derramada su propia
sangre, porque a la imagen de Dios hizo él al hombre” (Génesis 9:5, 6). En esta
declaración de Dios a toda la familia humana se puede ver que, para él, la
sangre del hombre representa su vida. El Creador da vida a la persona, y nadie
debe poner fin a esa vida, representada por la sangre. Si alguien comete un
asesinato, como hizo Caín, el Creador tiene el derecho de ‘reclamar’ la vida
del asesino.
7. ¿Por qué deberíamos interesarnos en lo que Dios le
declaró a Noé sobre la sangre?
7 Con esta declaración, Dios le prohibía al hombre hacer uso
indebido de la sangre. ¿Se ha preguntado alguna vez por qué? ¿A qué se debía
que Dios valorara tanto la sangre? Pues bien, la respuesta tiene que ver con
una de las enseñanzas más importantes de la Biblia. Constituye una parte
fundamental del mensaje cristiano, aunque muchas religiones optan por no
tenerla en cuenta. ¿A qué enseñanza nos referimos, y qué relación guarda con
nuestra vida, con las decisiones que tomamos y con las obras que hacemos?
¿Cómo podía emplearse la sangre?
8. En la Ley, ¿qué limitación impuso Jehová al empleo de la
sangre?
8 Jehová aportó más detalles sobre la vida y la sangre
cuando entregó la Ley mosaica a Israel. Al hacerlo, dio otro paso adelante
hacia la realización de su propósito. Probablemente ya sepa que la Ley
estipulaba ciertas ofrendas de grano, aceite y vino para Dios (Levítico 2:1-4;
23:13; Números 15:1-5). También estipulaba sacrificios de animales. Respecto a
estos, Dios dijo: “El alma de la carne está en la sangre, y yo mismo la he
puesto sobre el altar para ustedes para hacer expiación por sus almas, porque
la sangre es lo que hace expiación en virtud del alma en ella. Por eso he dicho
a los hijos de Israel: ‘Ninguna alma de ustedes debe comer sangre’”. Jehová
añadió que si alguien, como por ejemplo un cazador o un ganadero, mataba un
animal para comer, tenía que derramar su sangre y cubrirla con polvo. Dado que
la Tierra es el escabel de los pies de Dios, al derramar la sangre del animal
sobre la tierra, la persona indicaba que le devolvía esa vida al Dador de la
vida (Levítico 17:11-13; Isaías 66:1).
9. ¿Cuál era el único uso que la Ley indicaba para la
sangre, y qué propósito tenía?
9 Aquella ley no era un simple ritual religioso sin
importancia alguna para nosotros. ¿Se dio cuenta de la razón por la que los
israelitas no debían consumir sangre? Dios señaló: “Por eso he dicho a los
hijos de Israel: ‘Ninguna alma de ustedes debe comer sangre’”. ¿Cuál era la
razón? “Yo mismo [...] he puesto [la sangre] sobre el altar para ustedes para
hacer expiación por sus almas.” ¿Ve cómo aclara esto el motivo por el que Dios
le dijo a Noé que los seres humanos no debían comer sangre? El Creador decidió
dar a la sangre una importancia singular al reservarla para un uso especial que
podría salvar muchas vidas. Desempeñaría un papel esencial en lo relacionado
con cubrir, o expiar, los pecados. De modo que, bajo la Ley, el único uso que
Dios autorizaba para la sangre era el de derramarla sobre el altar para hacer
expiación por la vida de los israelitas, quienes buscaban el perdón de Jehová.
10. ¿Por qué no era posible que la sangre de animales
condujera al perdón definitivo, pero qué recordaban los sacrificios que se
efectuaban bajo la Ley?
10 El concepto de expiación mediante sangre no es ajeno al
cristianismo. Refiriéndose a esta disposición de la Ley divina, el apóstol
cristiano Pablo escribió: “Casi todas las cosas son limpiadas con sangre según
la Ley, y a menos que se derrame sangre no se efectúa ningún perdón” (Hebreos
9:22). Pablo dejó claro que con aquellos sacrificios obligatorios, los israelitas
no se convertían en seres humanos perfectos, sin pecado. Escribió: “Por estos
sacrificios se hace recordar los pecados de año en año, porque no es posible
que la sangre de toros y de machos cabríos quite los pecados” (Hebreos 10:1-4).
Aun así, aquellos sacrificios tenían su utilidad. Recordaban a los israelitas
que eran pecadores y que necesitaban algo más para obtener el perdón
definitivo. Pero si la sangre de aquellos animales, que representaba su vida,
no podía expiar por completo los pecados de la gente, ¿habría alguna sangre
capaz de hacerlo?
La solución del Dador de la vida
11. ¿Cómo sabemos que la sangre de los sacrificios animales
señalaban a algo más?
11 En realidad, la Ley estaba apuntando a algo muchísimo más
eficaz en el cumplimiento de la voluntad de Dios. Pablo preguntó: “Entonces,
¿por qué la Ley?”, a lo que respondió: “Fue añadida para poner de manifiesto
las transgresiones, hasta que llegara la descendencia a quien se había hecho la
promesa; y fue transmitida mediante ángeles por mano de un mediador [Moisés]”
(Gálatas 3:19). En otra epístola escribió una idea similar: “La Ley tiene una
sombra de las buenas cosas por venir, pero no la sustancia misma de las cosas”
(Hebreos 10:1).
12. ¿Cómo fue revelándose el propósito de Dios tocante a la
sangre?
12 En resumen, recordemos que en los días de Noé, Dios
decretó que los seres humanos podían comer carne de animales para mantenerse
vivos, pero no debían consumir sangre. Más adelante Dios declaró que “el alma
de la carne está en la sangre”. Así es, él optó por ver la sangre como si fuera
la vida y dijo: “Yo mismo [...] he puesto [la sangre] sobre el altar para
ustedes para hacer expiación por sus almas”. No obstante, con el tiempo se
revelarían más detalles sobre el magnífico propósito divino. La Ley tenía “una
sombra de las buenas cosas por venir”. ¿Qué cosas?
13. ¿Por qué es tan importante la muerte de Jesús?
13 La realidad se centraba en la muerte de Jesucristo. Como
bien sabemos, Jesús fue torturado y fijado en un madero. Murió como si fuera un
delincuente. Pablo escribió: “Cristo, mientras todavía éramos débiles, murió
por impíos al tiempo señalado. [...] Dios recomienda su propio amor a nosotros
en que, mientras todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos
5:6, 8). Al morir por nosotros, Cristo pagó un rescate para cubrir nuestros
pecados. Ese rescate constituye una parte fundamental del mensaje cristiano
(Mateo 20:28; Juan 3:16; 1 Corintios 15:3; 1 Timoteo 2:6). Pero ¿qué tiene que
ver esto con la sangre y la vida, y cómo influye en su vida?
14, 15. a) ¿Cómo se subraya la muerte de Jesús en algunas
traducciones de Efesios 1:7? b) ¿Qué detalle de Efesios 1:7 pudiera pasarse por
alto?
14 Algunas iglesias dan énfasis a la muerte de Jesús, y sus
fieles usan expresiones como la de “Jesús murió por mí”. Veamos cómo se
traducen en algunas versiones de la Biblia las palabras de Efesios 1:7: “[El]
Hijo nos ha salvado por medio de su muerte, perdonándonos nuestros pecados”
(Versión Popular, 1966); “Con la muerte de su Hijo [...] Dios nos libera y nos
concede el perdón de los pecados” (La Biblia interconfesional, 1978); “Con su
muerte, el Hijo nos ha obtenido la redención y el perdón de los pecados”
(Biblia de América, 1994); “Es en Él [Cristo] en Quien tenemos una liberación
que costó Su vida; en Él hemos recibido el perdón de los pecados” (Comentario
al Nuevo Testamento, William Barclay, 1995). Puede observarse que en todas
estas versiones se subraya la muerte de Jesús. “Claro —tal vez digan algunos—,
pues su muerte es trascendental. ¿Acaso se ha omitido algún matiz en la
traducción?”
15 Lo cierto es que si solo contásemos con estas
traducciones, pudiéramos pasar por alto un punto muy importante que limitaría
nuestro entendimiento del mensaje de la Biblia. Tales maneras de verter ese
versículo oscurecen el hecho de que el texto original de Efesios 1:7 contiene
una palabra griega que significa “sangre”. Muchas Biblias, sin embargo, son más
fieles al texto original, como la Traducción del Nuevo Mundo, que vierte así el
versículo: “Por medio de él tenemos la liberación por rescate mediante la
sangre de ese, sí, el perdón de nuestras ofensas, según las riquezas de su
bondad inmerecida”.
16. ¿Qué debería comunicarnos la traducción “la sangre de
ese”?
16 La traducción “la sangre de ese” es muy significativa y
debería comunicarnos varios matices. Hacía falta algo más que la muerte de
alguien, aunque ese alguien fuese el hombre perfecto Jesús. Él llevó a cabo
todo lo que prefiguraba la Ley, en particular, el Día de Expiación. Ese día
especial se sacrificaban los animales estipulados y, después, el sumo sacerdote
introducía parte de la sangre en el Santísimo del tabernáculo o el templo, y
allí la presentaba ante Jehová, como si estuviera en su presencia (Éxodo 25:22;
Levítico 16:2-19).
17. ¿Cómo cumplió Jesús lo que se prefiguró con el Día de
Expiación?
17 Jesús cumplió lo que se prefiguró con el Día de
Expiación, como explicó Pablo. En primer lugar, el apóstol mencionó que el sumo
sacerdote de Israel entraba una vez al año en el Santísimo con sangre que
ofrecía “por sí mismo y por los pecados de ignorancia del pueblo” (Hebreos 9:6,
7). En armonía con lo que se efectuaba en el Día de Expiación, Jesús, tras
resucitar con un cuerpo espiritual, entró en el cielo mismo. Al ser un
espíritu, sin un cuerpo de carne y sangre, podía comparecer ante “la persona de
Dios a favor de nosotros”. ¿Qué le presentó a Dios? No fue algo tangible, pero
sí muy significativo. Pablo continúa diciendo: “Cuando Cristo vino como sumo
sacerdote [...], él entró —no, no con la sangre de machos cabríos y de
torillos, sino con su propia sangre— una vez para siempre en el lugar santo, y
obtuvo liberación eterna para nosotros. Porque si la sangre de machos cabríos y
de toros [...] santifica al grado de limpieza de la carne, ¿cuánto más la
sangre del Cristo, que por un espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin tacha a
Dios, limpiará nuestra conciencia de obras muertas para que rindamos servicio
sagrado al Dios vivo?”. Así es, Jesús presentó a Dios el valor de su sangre
derramada (Hebreos 9:11-14, 24, 28; 10:11-14; 1 Pedro 3:18).
18. ¿Por qué debería tener importancia para los cristianos
de hoy lo que la Biblia dice acerca de la sangre?
18 Esta verdad divina nos permite captar todos los
fascinantes detalles de lo que la Biblia dice acerca de la sangre: por qué la
ve Dios como la ve, cómo debemos verla nosotros y por qué debemos respetar las
restricciones que Dios ha impuesto al empleo de la sangre. Al leer los libros
de las Escrituras Griegas Cristianas, encontrará muchas referencias a la sangre
de Cristo (véase el recuadro). Estas dejan claro que todo cristiano debe tener
fe “en su sangre”, la de Jesús (Romanos 3:25). Solo “mediante la sangre que
[Jesús] derramó” nos es posible obtener perdón y estar en paz con Dios
(Colosenses 1:20). Eso no solo es aplicable a aquellos con quienes Jesús hizo
un pacto especial para reinar con él en el cielo (Lucas 22:20, 28-30; 1
Corintios 11:25; Hebreos 13:20), sino también a la “gran muchedumbre” que
sobrevivirá a la venidera “gran tribulación” y disfrutará de vida eterna en un
paraíso terrestre. Respecto a estos supervivientes se dice que, en sentido
figurado, ‘lavan sus ropas largas en la sangre del Cordero’ (Revelación
[Apocalipsis] 7:9, 14).
19, 20. a) ¿Por qué ha optado Dios por limitar el uso que se
le da a la sangre, y cómo deberíamos sentirnos por ello? b) ¿Qué deberíamos
estar interesados en saber?
19 Está claro que la sangre tiene un significado especial
para Dios, y también debería tenerlo para nosotros. El Creador, que se interesa
por la vida, está en el derecho de limitar el uso que los seres humanos dan a
la sangre. En su gran interés por la vida humana en particular, decidió
reservar la sangre para que se empleara de una sola e importantísima manera, la
única que permite obtener vida eterna. Dicho uso guarda relación con la sangre
preciosa de Jesús. ¡Qué agradecidos podemos estar de que Jehová Dios utilizara
la sangre de Jesús para nuestra salvación! ¡Y qué agradecidos deberíamos estar
a Jesús por derramar su sangre en sacrificio por nosotros! Ahora sí podemos
captar bien los sentimientos que expresó el apóstol Juan: “Al que nos ama y que
nos desató de nuestros pecados por medio de su propia sangre —e hizo que
fuéramos un reino, sacerdotes para su Dios y Padre—, sí, a él sea la gloria y
la potencia para siempre. Amén” (Revelación 1:5, 6).
20 Nuestro Dios omnisapiente, el Dador de la vida, atribuyó
a la sangre esta función de salvar vidas hace mucho tiempo. La pregunta
obligada entonces sería: “¿Qué efecto debe tener esto en nuestras decisiones y
acciones?”. El siguiente artículo aborda ese tema.
¿Qué respondería?
• ¿Qué nos enseñan los relatos de Abel y Noé sobre cómo ve
Dios la sangre?
• ¿Qué limitación del uso de la sangre estipuló Dios en la
Ley, y por qué?
• ¿Cómo cumplió Jesús lo que se prefiguró con el Día de
Expiación?
• ¿Cómo puede salvar su vida la sangre de Jesús?
[Recuadro de la página 18]
¿LA SANGRE DE QUIÉN SALVA VIDAS?
“Presten atención a sí mismos y a todo el rebaño, entre el
cual el espíritu santo los ha nombrado superintendentes, para pastorear la
congregación de Dios, que él compró con la sangre del Hijo suyo.” (Hechos
20:28.)
“Mucho más, pues, dado que hemos sido declarados justos
ahora por su sangre, seremos salvados mediante él de la ira.” (Romanos 5:9.)
“No tenían esperanza, y estaban sin Dios en el mundo. Pero
ahora, en unión con Cristo Jesús, ustedes los que en un tiempo estaban lejos
han llegado a estar cerca por la sangre del Cristo.” (Efesios 2:12, 13.)
“Dios tuvo a bien el que toda la plenitud morara en él, y
mediante él reconciliar de nuevo consigo mismo todas las otras cosas, haciendo
la paz mediante la sangre que derramó en el madero de tormento.” (Colosenses
1:19, 20.)
“Por lo tanto, hermanos, [...] tenemos denuedo respecto al
camino de entrada al lugar santo por la sangre de Jesús.” (Hebreos 10:19.)
“No fue con cosas corruptibles [...] con lo que fueron
librados de su forma de conducta infructuosa recibida por tradición de sus
antepasados. Más bien, fue con sangre preciosa, como la de un cordero sin tacha
e inmaculado, sí, la de Cristo.” (1 Pedro 1:18, 19.)
“Si andamos en la luz, como él mismo está en la luz, sí
tenemos participación unos con otros, y la sangre de Jesús su Hijo nos limpia
de todo pecado.” (1 Juan 1:7.)
“Eres digno de tomar el rollo y de abrir sus sellos, porque
fuiste degollado y con tu sangre compraste para Dios personas de toda tribu y
lengua y pueblo y nación.” (Revelación 5:9.)
“Ha sido arrojado hacia abajo el acusador de nuestros
hermanos [...] [.] Y ellos lo vencieron debido a la sangre del Cordero y debido
a la palabra del testimonio que dieron.” (Revelación 12:10, 11.)
Mediante la Ley, Dios dejó claro que la sangre desempeñaba
una función en el perdón de pecados
Mediante la sangre de Jesús se podrían salvar muchas vidas