lunes, 29 de mayo de 2017

EL DON DE LA VIDA

 PUBLICADO POR : wol.jw.org
1. ¿Qué pruebas hay de que valoramos mucho la vida?
SI SE le pidiera que pusiera precio a su vida, ¿qué cifra daría? No cabe duda de que valoramos mucho la vida, tanto la nuestra como la de los demás. Como prueba de ello, seguramente nos hacemos revisiones médicas periódicas y acudimos al doctor cuando estamos enfermos. Queremos vivir y tener salud. Por lo general, nadie quiere morir, ni siquiera los ancianos o los discapacitados; ellos también desean vivir.
2, 3. a) ¿Qué obligación destaca Proverbios 23:22? b) ¿Por qué tenemos esa misma obligación para con Dios?
2 El valor que le atribuimos a la vida influye en nuestras relaciones con otras personas. Por ejemplo, la Palabra de Dios manda: “Escucha a tu padre, que causó tu nacimiento, y no desprecies a tu madre simplemente porque ha envejecido” (Proverbios 23:22). El verbo escuchar no solo significa oír palabras; en este proverbio se refiere a oír y luego obedecer (Éxodo 15:26; Deuteronomio 7:12; 13:18; 15:5; Josué 22:2; Salmo 81:13). ¿Por qué dice la Biblia que hay que escuchar a los padres? No solo porque tienen más edad y experiencia, sino porque ‘causaron nuestro nacimiento’. Algunas versiones traducen este versículo así: “Escucha a tu padre que te dio la vida”. Es comprensible que si uno valora su vida, sienta una obligación para con quien se la dio.
3 Claro está, si usted es un cristiano verdadero, reconoce a Jehová como la Fuente primaria de su vida. Por él “tenemos vida”; “nos movemos”, es decir, obramos como seres conscientes; “existimos” y podemos pensar en el futuro, hacer planes, incluso imaginar la posibilidad de vivir para siempre (Hechos 17:28; Salmo 36:9; Eclesiastés 3:11). De Proverbios 23:22 se desprende que hay que “escucha[r]” a Dios con actitud obediente, deseosos de captar su modo de ver la vida y de obrar en consonancia con este en lugar de seguir cualquier otro criterio.
Tratemos la vida con respeto
4. ¿Cómo se dio importancia al respeto por la vida en los comienzos de la historia?
4 En los comienzos de la historia, Jehová mostró con claridad que no dejaba a los seres humanos la elección de usar la vida (o abusar de ella) como quisieran. Dominado por los celos y la ira, Caín puso fin a una vida inocente, la de su hermano Abel. ¿Cree usted que Caín tenía el derecho de tomar semejante decisión tocante a la vida? Dios opinaba que no, y le pidió cuentas diciendo: “¿Qué has hecho? ¡Escucha! La sangre de tu hermano está clamando a mí desde el suelo” (Génesis 4:10). Observe que la sangre derramada de Abel representaba su vida —que había sido truncada brutalmente— y clamaba a Dios por venganza (Hebreos 12:24).
5. a) ¿Qué prohibición impuso Dios en los días de Noé, y a quiénes era aplicable? b) ¿En qué sentido fue esta prohibición un gran paso adelante?
5 Después del Diluvio, la humanidad tuvo un nuevo inicio a partir de las ocho almas que sobrevivieron. En una declaración aplicable a todos los seres humanos, Dios reveló más detalles sobre el valor que atribuía a la vida y la sangre. Dijo que podían comer carne animal, pero les impuso una restricción: “Todo animal moviente que está vivo puede servirles de alimento. Como en el caso de la vegetación verde, de veras lo doy todo a ustedes. Solo carne con su alma —su sangre— no deben comer” (Génesis 9:3, 4). Algunos judíos dan a este pasaje la interpretación de que se les prohibió comer carne o sangre de un animal que todavía estuviera vivo. Pero con el tiempo se vio claramente que lo que Dios prohibió era el consumo de sangre para sostener la vida. Además, el decreto que Dios promulgó mediante Noé fue un gran paso adelante hacia la realización de su elevado propósito que permitiría a la humanidad obtener vida eterna, un propósito que se relaciona con la sangre.
6. ¿Cómo recalcó Dios, mediante Noé, el valor que le atribuye a la vida?
6 Dios añadió: “Su sangre de sus almas la reclamaré. De la mano de toda criatura viviente la reclamaré; y de la mano del hombre, de la mano de cada uno que es su hermano, reclamaré el alma del hombre. Cualquiera que derrame la sangre del hombre, por el hombre será derramada su propia sangre, porque a la imagen de Dios hizo él al hombre” (Génesis 9:5, 6). En esta declaración de Dios a toda la familia humana se puede ver que, para él, la sangre del hombre representa su vida. El Creador da vida a la persona, y nadie debe poner fin a esa vida, representada por la sangre. Si alguien comete un asesinato, como hizo Caín, el Creador tiene el derecho de ‘reclamar’ la vida del asesino.
7. ¿Por qué deberíamos interesarnos en lo que Dios le declaró a Noé sobre la sangre?
7 Con esta declaración, Dios le prohibía al hombre hacer uso indebido de la sangre. ¿Se ha preguntado alguna vez por qué? ¿A qué se debía que Dios valorara tanto la sangre? Pues bien, la respuesta tiene que ver con una de las enseñanzas más importantes de la Biblia. Constituye una parte fundamental del mensaje cristiano, aunque muchas religiones optan por no tenerla en cuenta. ¿A qué enseñanza nos referimos, y qué relación guarda con nuestra vida, con las decisiones que tomamos y con las obras que hacemos?
¿Cómo podía emplearse la sangre?
8. En la Ley, ¿qué limitación impuso Jehová al empleo de la sangre?
8 Jehová aportó más detalles sobre la vida y la sangre cuando entregó la Ley mosaica a Israel. Al hacerlo, dio otro paso adelante hacia la realización de su propósito. Probablemente ya sepa que la Ley estipulaba ciertas ofrendas de grano, aceite y vino para Dios (Levítico 2:1-4; 23:13; Números 15:1-5). También estipulaba sacrificios de animales. Respecto a estos, Dios dijo: “El alma de la carne está en la sangre, y yo mismo la he puesto sobre el altar para ustedes para hacer expiación por sus almas, porque la sangre es lo que hace expiación en virtud del alma en ella. Por eso he dicho a los hijos de Israel: ‘Ninguna alma de ustedes debe comer sangre’”. Jehová añadió que si alguien, como por ejemplo un cazador o un ganadero, mataba un animal para comer, tenía que derramar su sangre y cubrirla con polvo. Dado que la Tierra es el escabel de los pies de Dios, al derramar la sangre del animal sobre la tierra, la persona indicaba que le devolvía esa vida al Dador de la vida (Levítico 17:11-13; Isaías 66:1).
9. ¿Cuál era el único uso que la Ley indicaba para la sangre, y qué propósito tenía?
9 Aquella ley no era un simple ritual religioso sin importancia alguna para nosotros. ¿Se dio cuenta de la razón por la que los israelitas no debían consumir sangre? Dios señaló: “Por eso he dicho a los hijos de Israel: ‘Ninguna alma de ustedes debe comer sangre’”. ¿Cuál era la razón? “Yo mismo [...] he puesto [la sangre] sobre el altar para ustedes para hacer expiación por sus almas.” ¿Ve cómo aclara esto el motivo por el que Dios le dijo a Noé que los seres humanos no debían comer sangre? El Creador decidió dar a la sangre una importancia singular al reservarla para un uso especial que podría salvar muchas vidas. Desempeñaría un papel esencial en lo relacionado con cubrir, o expiar, los pecados. De modo que, bajo la Ley, el único uso que Dios autorizaba para la sangre era el de derramarla sobre el altar para hacer expiación por la vida de los israelitas, quienes buscaban el perdón de Jehová.
10. ¿Por qué no era posible que la sangre de animales condujera al perdón definitivo, pero qué recordaban los sacrificios que se efectuaban bajo la Ley?
10 El concepto de expiación mediante sangre no es ajeno al cristianismo. Refiriéndose a esta disposición de la Ley divina, el apóstol cristiano Pablo escribió: “Casi todas las cosas son limpiadas con sangre según la Ley, y a menos que se derrame sangre no se efectúa ningún perdón” (Hebreos 9:22). Pablo dejó claro que con aquellos sacrificios obligatorios, los israelitas no se convertían en seres humanos perfectos, sin pecado. Escribió: “Por estos sacrificios se hace recordar los pecados de año en año, porque no es posible que la sangre de toros y de machos cabríos quite los pecados” (Hebreos 10:1-4). Aun así, aquellos sacrificios tenían su utilidad. Recordaban a los israelitas que eran pecadores y que necesitaban algo más para obtener el perdón definitivo. Pero si la sangre de aquellos animales, que representaba su vida, no podía expiar por completo los pecados de la gente, ¿habría alguna sangre capaz de hacerlo?
La solución del Dador de la vida
11. ¿Cómo sabemos que la sangre de los sacrificios animales señalaban a algo más?
11 En realidad, la Ley estaba apuntando a algo muchísimo más eficaz en el cumplimiento de la voluntad de Dios. Pablo preguntó: “Entonces, ¿por qué la Ley?”, a lo que respondió: “Fue añadida para poner de manifiesto las transgresiones, hasta que llegara la descendencia a quien se había hecho la promesa; y fue transmitida mediante ángeles por mano de un mediador [Moisés]” (Gálatas 3:19). En otra epístola escribió una idea similar: “La Ley tiene una sombra de las buenas cosas por venir, pero no la sustancia misma de las cosas” (Hebreos 10:1).
12. ¿Cómo fue revelándose el propósito de Dios tocante a la sangre?
12 En resumen, recordemos que en los días de Noé, Dios decretó que los seres humanos podían comer carne de animales para mantenerse vivos, pero no debían consumir sangre. Más adelante Dios declaró que “el alma de la carne está en la sangre”. Así es, él optó por ver la sangre como si fuera la vida y dijo: “Yo mismo [...] he puesto [la sangre] sobre el altar para ustedes para hacer expiación por sus almas”. No obstante, con el tiempo se revelarían más detalles sobre el magnífico propósito divino. La Ley tenía “una sombra de las buenas cosas por venir”. ¿Qué cosas?
13. ¿Por qué es tan importante la muerte de Jesús?
13 La realidad se centraba en la muerte de Jesucristo. Como bien sabemos, Jesús fue torturado y fijado en un madero. Murió como si fuera un delincuente. Pablo escribió: “Cristo, mientras todavía éramos débiles, murió por impíos al tiempo señalado. [...] Dios recomienda su propio amor a nosotros en que, mientras todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:6, 8). Al morir por nosotros, Cristo pagó un rescate para cubrir nuestros pecados. Ese rescate constituye una parte fundamental del mensaje cristiano (Mateo 20:28; Juan 3:16; 1 Corintios 15:3; 1 Timoteo 2:6). Pero ¿qué tiene que ver esto con la sangre y la vida, y cómo influye en su vida?
14, 15. a) ¿Cómo se subraya la muerte de Jesús en algunas traducciones de Efesios 1:7? b) ¿Qué detalle de Efesios 1:7 pudiera pasarse por alto?
14 Algunas iglesias dan énfasis a la muerte de Jesús, y sus fieles usan expresiones como la de “Jesús murió por mí”. Veamos cómo se traducen en algunas versiones de la Biblia las palabras de Efesios 1:7: “[El] Hijo nos ha salvado por medio de su muerte, perdonándonos nuestros pecados” (Versión Popular, 1966); “Con la muerte de su Hijo [...] Dios nos libera y nos concede el perdón de los pecados” (La Biblia interconfesional, 1978); “Con su muerte, el Hijo nos ha obtenido la redención y el perdón de los pecados” (Biblia de América, 1994); “Es en Él [Cristo] en Quien tenemos una liberación que costó Su vida; en Él hemos recibido el perdón de los pecados” (Comentario al Nuevo Testamento, William Barclay, 1995). Puede observarse que en todas estas versiones se subraya la muerte de Jesús. “Claro —tal vez digan algunos—, pues su muerte es trascendental. ¿Acaso se ha omitido algún matiz en la traducción?”
15 Lo cierto es que si solo contásemos con estas traducciones, pudiéramos pasar por alto un punto muy importante que limitaría nuestro entendimiento del mensaje de la Biblia. Tales maneras de verter ese versículo oscurecen el hecho de que el texto original de Efesios 1:7 contiene una palabra griega que significa “sangre”. Muchas Biblias, sin embargo, son más fieles al texto original, como la Traducción del Nuevo Mundo, que vierte así el versículo: “Por medio de él tenemos la liberación por rescate mediante la sangre de ese, sí, el perdón de nuestras ofensas, según las riquezas de su bondad inmerecida”.
16. ¿Qué debería comunicarnos la traducción “la sangre de ese”?
16 La traducción “la sangre de ese” es muy significativa y debería comunicarnos varios matices. Hacía falta algo más que la muerte de alguien, aunque ese alguien fuese el hombre perfecto Jesús. Él llevó a cabo todo lo que prefiguraba la Ley, en particular, el Día de Expiación. Ese día especial se sacrificaban los animales estipulados y, después, el sumo sacerdote introducía parte de la sangre en el Santísimo del tabernáculo o el templo, y allí la presentaba ante Jehová, como si estuviera en su presencia (Éxodo 25:22; Levítico 16:2-19).
17. ¿Cómo cumplió Jesús lo que se prefiguró con el Día de Expiación?
17 Jesús cumplió lo que se prefiguró con el Día de Expiación, como explicó Pablo. En primer lugar, el apóstol mencionó que el sumo sacerdote de Israel entraba una vez al año en el Santísimo con sangre que ofrecía “por sí mismo y por los pecados de ignorancia del pueblo” (Hebreos 9:6, 7). En armonía con lo que se efectuaba en el Día de Expiación, Jesús, tras resucitar con un cuerpo espiritual, entró en el cielo mismo. Al ser un espíritu, sin un cuerpo de carne y sangre, podía comparecer ante “la persona de Dios a favor de nosotros”. ¿Qué le presentó a Dios? No fue algo tangible, pero sí muy significativo. Pablo continúa diciendo: “Cuando Cristo vino como sumo sacerdote [...], él entró —no, no con la sangre de machos cabríos y de torillos, sino con su propia sangre— una vez para siempre en el lugar santo, y obtuvo liberación eterna para nosotros. Porque si la sangre de machos cabríos y de toros [...] santifica al grado de limpieza de la carne, ¿cuánto más la sangre del Cristo, que por un espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin tacha a Dios, limpiará nuestra conciencia de obras muertas para que rindamos servicio sagrado al Dios vivo?”. Así es, Jesús presentó a Dios el valor de su sangre derramada (Hebreos 9:11-14, 24, 28; 10:11-14; 1 Pedro 3:18).
18. ¿Por qué debería tener importancia para los cristianos de hoy lo que la Biblia dice acerca de la sangre?
18 Esta verdad divina nos permite captar todos los fascinantes detalles de lo que la Biblia dice acerca de la sangre: por qué la ve Dios como la ve, cómo debemos verla nosotros y por qué debemos respetar las restricciones que Dios ha impuesto al empleo de la sangre. Al leer los libros de las Escrituras Griegas Cristianas, encontrará muchas referencias a la sangre de Cristo (véase el recuadro). Estas dejan claro que todo cristiano debe tener fe “en su sangre”, la de Jesús (Romanos 3:25). Solo “mediante la sangre que [Jesús] derramó” nos es posible obtener perdón y estar en paz con Dios (Colosenses 1:20). Eso no solo es aplicable a aquellos con quienes Jesús hizo un pacto especial para reinar con él en el cielo (Lucas 22:20, 28-30; 1 Corintios 11:25; Hebreos 13:20), sino también a la “gran muchedumbre” que sobrevivirá a la venidera “gran tribulación” y disfrutará de vida eterna en un paraíso terrestre. Respecto a estos supervivientes se dice que, en sentido figurado, ‘lavan sus ropas largas en la sangre del Cordero’ (Revelación [Apocalipsis] 7:9, 14).
19, 20. a) ¿Por qué ha optado Dios por limitar el uso que se le da a la sangre, y cómo deberíamos sentirnos por ello? b) ¿Qué deberíamos estar interesados en saber?
19 Está claro que la sangre tiene un significado especial para Dios, y también debería tenerlo para nosotros. El Creador, que se interesa por la vida, está en el derecho de limitar el uso que los seres humanos dan a la sangre. En su gran interés por la vida humana en particular, decidió reservar la sangre para que se empleara de una sola e importantísima manera, la única que permite obtener vida eterna. Dicho uso guarda relación con la sangre preciosa de Jesús. ¡Qué agradecidos podemos estar de que Jehová Dios utilizara la sangre de Jesús para nuestra salvación! ¡Y qué agradecidos deberíamos estar a Jesús por derramar su sangre en sacrificio por nosotros! Ahora sí podemos captar bien los sentimientos que expresó el apóstol Juan: “Al que nos ama y que nos desató de nuestros pecados por medio de su propia sangre —e hizo que fuéramos un reino, sacerdotes para su Dios y Padre—, sí, a él sea la gloria y la potencia para siempre. Amén” (Revelación 1:5, 6).
20 Nuestro Dios omnisapiente, el Dador de la vida, atribuyó a la sangre esta función de salvar vidas hace mucho tiempo. La pregunta obligada entonces sería: “¿Qué efecto debe tener esto en nuestras decisiones y acciones?”. El siguiente artículo aborda ese tema.
¿Qué respondería?
• ¿Qué nos enseñan los relatos de Abel y Noé sobre cómo ve Dios la sangre?
• ¿Qué limitación del uso de la sangre estipuló Dios en la Ley, y por qué?
• ¿Cómo cumplió Jesús lo que se prefiguró con el Día de Expiación?
• ¿Cómo puede salvar su vida la sangre de Jesús?
[Recuadro de la página 18]
¿LA SANGRE DE QUIÉN SALVA VIDAS?
“Presten atención a sí mismos y a todo el rebaño, entre el cual el espíritu santo los ha nombrado superintendentes, para pastorear la congregación de Dios, que él compró con la sangre del Hijo suyo.” (Hechos 20:28.)
“Mucho más, pues, dado que hemos sido declarados justos ahora por su sangre, seremos salvados mediante él de la ira.” (Romanos 5:9.)
“No tenían esperanza, y estaban sin Dios en el mundo. Pero ahora, en unión con Cristo Jesús, ustedes los que en un tiempo estaban lejos han llegado a estar cerca por la sangre del Cristo.” (Efesios 2:12, 13.)
“Dios tuvo a bien el que toda la plenitud morara en él, y mediante él reconciliar de nuevo consigo mismo todas las otras cosas, haciendo la paz mediante la sangre que derramó en el madero de tormento.” (Colosenses 1:19, 20.)
“Por lo tanto, hermanos, [...] tenemos denuedo respecto al camino de entrada al lugar santo por la sangre de Jesús.” (Hebreos 10:19.)
“No fue con cosas corruptibles [...] con lo que fueron librados de su forma de conducta infructuosa recibida por tradición de sus antepasados. Más bien, fue con sangre preciosa, como la de un cordero sin tacha e inmaculado, sí, la de Cristo.” (1 Pedro 1:18, 19.)
“Si andamos en la luz, como él mismo está en la luz, sí tenemos participación unos con otros, y la sangre de Jesús su Hijo nos limpia de todo pecado.” (1 Juan 1:7.)
“Eres digno de tomar el rollo y de abrir sus sellos, porque fuiste degollado y con tu sangre compraste para Dios personas de toda tribu y lengua y pueblo y nación.” (Revelación 5:9.)
“Ha sido arrojado hacia abajo el acusador de nuestros hermanos [...] [.] Y ellos lo vencieron debido a la sangre del Cordero y debido a la palabra del testimonio que dieron.” (Revelación 12:10, 11.)
Mediante la Ley, Dios dejó claro que la sangre desempeñaba una función en el perdón de pecados
Mediante la sangre de Jesús se podrían salvar muchas vidas

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