Las Escrituras indican que el placer sexual es un regalo que Dios otorga a las parejas casadas. Enseñan que él mismo creó dos géneros: “macho y hembra”, y que todo cuanto había creado llegó a ser “muy bueno” a su vista (Génesis 1: 27, 31). Cuando unió en matrimonio a la primera pareja, les dijo que tendrían que “llegar a ser una sola carne” (Génesis 2:). Eso significaba que todo matrimonio podría disfrutar de intimidad sexual y que estaría unido por un fuerte vínculo emocional. 24
La Biblia describe así el placer que el matrimonio concede al esposo: “Regocíjate con la esposa de tu juventud [...]. Que sus propios pechos te embriaguen a todo tiempo. Con su amor estés en un éxtasis constantemente” (Proverbios 5:). Dios también desea que las esposas disfruten de las relaciones sexuales, pues 18, 19 1 Corintios 7:3 dice: “El esposo debe satisfacer las necesidades sexuales de su esposa” (Nueva Traducción Viviente).
Un regalo para los casados
Dios ha dejado claro que solo las parejas casadas pueden tener relaciones sexuales. La Biblia dice: “Que el matrimonio sea honorable entre todos, y el lecho conyugal sea sin contaminación, porque Dios juzgará a los fornicadores y a los adúlteros” (Hebreos 13:4). Por tanto, los esposos deben ser fieles el uno al otro y fortalecer su sentido de compromiso. Para disfrutar a plenitud del matrimonio lo más importante no es satisfacer los deseos propios, sino los del cónyuge. Ya lo dice la Biblia: “Hay más felicidad en dar que en recibir” (Hechos 20:35).
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